Esta fue la Palma dactilera de Judea, extinta en el año 70 de nuestra era, que ha vuelto a brotar gracias al descubrimiento de una jarra con semillas que llevaba enterrada 2 mil años bajo el palacio del Rey Herodes.
Esta planta fue de las especies más abundantes del Medio Oriente, se cultivaba en toda la región de Judea por su fruta dulce y la fresca sombra que ofrecía a las personas del desierto.
Desde su aparición hace unos 3 mil años hasta los albores de la Era Común, los árboles fueron una fuente de ingresos esencial del Reino de Judea, incluso apareciendo en varias partes de la Biblia. El Rey David llamó a su hija “Tamar” en honor al nombre hebreo de esa palma.
Pero debido a que esta palma era base de la economía del reino, cuando llegaron los romanos, en el año 70 AD, acabaron con ella y la llevaron a la extinción para efectuar su conquista. En los siglos que le siguieron, el conocimiento de primera mano de este árbol se convirtió en leyenda, pero en una excavación en el palacio del Gran Herodes en Israel a principios de 1960, arqueólogos desenterraron un pequeño cúmulo de semillas guardadas en una jarra de barro.
Dichas semillas fueron guardadas en la Universidad Bar-Ilan de Tel Aviv, pero en 2005 la investigadora botánica Elaine Solowey, intentó ver si aún tendrían posibilidad de florcer y para su sorpresa la semilla multimilenaria brotó, produciendo una especie de árbol que no se había visto en siglos y convirtiéndose en la semilla de árbol más antigua en germinar. (Información del portal ecoosfera.com)
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