La conservación del patrimonio natural de México es una responsabilidad que permanece en el olvido, lo que ha permitido la aplicación de políticas públicas erróneas que han afectado la riqueza biológica nacional, lamentó el investigador, Luis Fueyo Mac Donald.
Tal y como fue la creación en la década de 1970 de la Comisión Nacional de los Montes, encargada de desmontar selvas en Veracruz, Tabasco y Chiapas; que al paso del tiempo se ha alargado con los problemas en presupuesto y acciones reales por parte de la Secretaría de Medio Ambiente federal (SEMARNAT), y organismos que le componen.
Dichos hábitat resultaron devastados por malas decisiones, indicó al hablar en el
3er. Simposio-Taller estudiantil de áreas naturales protegidas y biodiversidad, impartido en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Indicó que México es privilegiado ya que se encuentra entre los 12 países con mayor biodiversidad, entre un total de 196, identificándose en el plano global global como megadiverso por poseer 70 por ciento de las especies conocidas del orbe.
Sólo es conocido un millón 700,000 especies de por lo menos diez millones que existen, según estimaciones de los estudios más conservadores, pues hay modelos que indican como posible describir hasta 30 millones, es decir, no hay conocimiento pleno de la biología del planeta.
En el caso de México han sido descritas 108,000 especies, lo que representa entre diez y 12 por ciento de las existentes en el mundo, tanto en tierra como en agua; aquellas de carácter endémico podrían desaparecen para siempre.
El físico refirió que la norma 059 incluye en su última revisión –realizada en diciembre de 2010– 206,031 especies en sus distintas categorías de riesgo: extintas, en peligro de extinción, amenazadas o sujetas a protección especial.
Hay la idea de que cada metro cuadrado del territorio nacional debe ocuparse, ya sea como ciudad o para cultivo de alimentos; no obstante, “la experiencia nos dice que transformamos una superficie de su vocación natural de manera forzada a otra para brindar funciones que los seres humanos le obliga a cumplir”.
De este modo, muchos terrenos forestales o dedicados a la agricultura y la ganadería se encuentran abandonados, pues el suelo no funcionó para esos objetivos, pero deben ser rescatados.
Históricamente se ha visto un interés en cuidar y analizar la ecología mexicana por tener recursos naturales en buen estado de conservación, pero “hemos atravesado décadas ignorándola y cuando nos reidentificamos con la naturaleza nos damos cuenta que no hemos hecho las cosas bien”, dijo.
Reflexionó sobre áreas naturales protegidas, biodiversidad y servicios ambientales, indicando que deben valorarse aquellos organismos vivos que son propios de la región nórdica, así como la flora y la fauna que forma parte de la zona neotropical; en ambos casos confluyen en el territorio nacional, ubicado entre los dos trópicos y con una orografía que genera climas cambiantes y, por tanto, condiciones únicas de vida.
Existe el compromiso de preservar ese patrimonio y de mantener sus funciones y servicios ecosistémicos en sus distintas etapas y características clasificadas en los renglones de provisión, regulación o culturales que debe estar en consonancia con la realidad política, social y económica del país, finalizó.
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