La organización ambientalista Greenpeace reveló la presencia de plaguicidas prohibidos en otros países que se siguen utilizando en México, así como una sustancia que está no está autorizada para su uso en el país y dos que están restringidas por su peligrosidad; así como compuestos altamente tóxicos en cuerpos de agua de Sinaloa y la Península de Yucatán.
Algunos de estos tóxicos están relacionadas con enfermedades endócrinas, disrupciones hormonales, malformaciones y cáncer, además de contaminar recursos naturales como el agua y la tierra donde se cultivan nuestros alimentos.
La organización ambientalista dio a conocer el estudio “La huella de los plaguicidas en México”, resultado de una investigación realizada con científicos de la Facultad de Ciencias de la UNAM y el Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografía de la Universidad Autónoma de Campeche, en el que se analizó el impacto de plaguicidas que han sido aplicados en el campo y el rastro que dejan en su arrastre por ríos y drenes que descargan en lagunas costeras y al mar en Sinaloa y la Península de Yucatán.
Entre los hallazgos de la investigación destaca la presencia en las zonas de estudio de Endrín, sustancia prohibida en México por su alta peligrosidad, que forma parte de la “docena sucia” de plaguicidas por alta toxicidad; además se encontraron 4 compuestos que están prohibidos para su uso en otros países pero que la legislación mexicana sigue permitiendo, tal es el caso del glifosato, el herbicida más utilizado en nuestro país que en 2015 fue catalogado por la Organización Mundial de la Salud como probable cancerígeno, que ya ha sido prohibido en al menos 6 naciones; así como 12 sustancias más, de las cuales 7 son altamente persistentes en el ambiente y 5 altamente tóxicas.
Los plaguicidas encontrados en el estudio están relacionados con enfermedades endócrinas, disrupciones hormonales, malformaciones, la aparición de cáncer, y se han encontrado hasta en la leche materna de algunas mujeres que habitan cerca de los campos de cultivo, además de llegar hasta consumidores por los alimentos que provienen de este modelo. También contaminan recursos naturales como el agua, la tierra y acaban con otras especies, entre ellas, los polinizadores como las abejas y las mariposas monarca.
Sandra Laso, responsable de la campaña Comida Sana, Terra Sana de Greenpeace México, dijo que “estos resultados son alarmantes porque demuestran la falta de monitoreo por parte de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) sobre las sustancias que se aplican en el campo, además de que se evidencia un rezago en la normatividad para regularlas ya que el catálogo oficial de plaguicidas no ha sido actualizado en más de una década pese a que organismos internacionales recomiendan su revisión y ajuste cada mes”.
Por ello, este organismo lanzó un mensaje de que esnecesario que México transite hacia la agricultura ecológica como lo están haciendo en otros países en lugar de seguir incentivando un modelo agroindustrial que está dañando el medio ambiente y la salud de las personas.
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