Luis Enrique Velasco
En verdad que no son pocos los que celebran el Acuerdo de París para encarar el calentamiento climático global, sin embargo el camino para que entre en vigor aún es largo y lo es mucho más para que todas las partes cumplan, algo que en verdad se antoja casi imposible, sobre todo, cuando se deja abierta la posibilidad para que los combustibles fósiles continúen reinando sobre la faz de la Tierra.
El punto más controversial es el referente a que si el acuerdo es o no vinculante. Para el ministro del Exterior del gobierno francés, Laurent Fabius, lo es. Sin embargo, para los gobiernos de Estados Unidos, Rusia, China e India, no lo es.
Según el documento firmado por 195 países, el pasado 12 de diciembre, lo único verdaderamente vinculante es el compromiso de reunirse de nuevo cada cinco años para analizar su evolución, así como los mecanismos de transparencia que se utilizarán para comprobar cuál es esa evolución.
Sin embargo, no es obligatoria ni legal la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que son las que ocasionan el calentamiento climático global.
Cómo es sabido, 186 países de los 195 que participaron en la Cumbre Mundial Climática presentaron sus propuestas voluntarias de reducción de GEI, pero no tienen la obligación legal de cumplirlas.
No se prevé ninguna sanción si incumplen, porque el hacerlo es voluntario de parte de cada gobierno nacional. Así que pueden cumplir en un futuro muy lejano o no y no le pará nada al que no cumpla.
Además, en el Acuerdo París se tolerará o aceptará que para que un país inicie la reducción de sus emisiones causantes del cambio climático, primero alcance su máximo nivel de producción de esos gases para que entonces, comience a bajarla para cumplir con su meta propuesta. Tampoco existen plazos para cuando se alcancen y cuando se cumplan.
En verdad que esto es lo que se celebra con bombos y platillos. En realidad es poco y si se ponen muy exigentes, es nada.
CHAMAQUIARON A PARÍS
Cuando la cosa iba en serio, es decir, cuando la propuesta era que el Acuerdo de París fuera vinculante, India –tercer emisor de GEI- se opuso a la firma, claro, con el apoyo de China, Estados Unidos y Rusia –primero, segundo y cuarto emisor de GEI-.
Así que se modificó el acuerdo y se aceptó la propuesta gringa que es esta precisamente que se firmó. Solamente así, se avanzó en las negociaciones, pero no a favor del planeta.
UNA VACILADA
Por lo que toca al sector científico, éstos aseguran que el acordar que la temperatura media mundial no rebase dos grados centígrados para el final del presente siglo, es una verdadera vacilada.
Esa era la cifra que se manejaba para 1992, cuando se signó el Protocolo de Kyoto, no para el 2015, dado que en todo ese tiempo no se hizo realmente algo para contener el avance del calentamiento climático global. Además, ese protocolo fue otra vacilada.
También es otra vacilada el que los políticos hayan acordado que la temperatura no rebase los 2 grados centígrados con relación a la que se tenía en la era preindustrial, porque no tiene ninguna base científica. Están desfasados.
En este aspecto, en el Acuerdo de París se establece que se luchará a brazo partido para mantener la temperatura por abajo del 1.5 grados centígrados.
También se habla de llegar a un equilibrio entre las emisiones y la capacidad para absorberlas para la segunda mitad del presente siglo. El secuestrar y almacenar especialmente dióxido de carbono es muy importante para que los gobiernos de países petroleros sigan impulsando el consumo de combustibles fósiles.
AFINAMIENTOS
Las Conferencia de las Partes se continuarán haciendo cada año, como hasta ahora con la finalidad de afinar detalles y para exigir mayores compromisos, porque con los que se presentaron en la de Paris, no son suficientes, toda vez que para 2010 la temperatura media mundial alcanzaría los 3 grados centígrados.
Se promete que el primer análisis “serio” que se hará para el 2018 y para el 2020 tendría que darse un incremento en las reducciones de las emisiones que se emite. Esto se repetiría cada 5 años.
A los países ricos o desarrollados solo se les podría exigir que encabecen y lideren la reducción de las emisiones; a los emergentes, que las limiten en función de sus capacidades; y a los pobres, ni se les toca con una rosa.
Con la creación de inventario se haría un seguimiento de los programas de reducción de emisiones de naciones poderosas. Los emergentes tendrán menos exigencias y los pobres tendrían el mínimo de obligaciones.
FINANCIAMIENTO
Los países ricos quedan comprometidos a pagar a los pobres, los costos de adaptación y mitigación al cambio climático. Se debe esperar que para el 2025, la aportación supere los 100,000 millones de dólares anuales. Cada 5 años, los montos deberán incrementarse. Aunque de ser necesario, podría ser cada dos años.
De hecho, esto es un reconocimiento tácito. Los países ricos tienen que pagar por todo el daño que causan con su contaminación a las naciones pobres.
El Acuerdo de París incluye la creación, no se dice para cuando, de un organismo internacional especializado en desastres para que se compense adecuadamente a cada nación por las pérdidas y daños que sufra a causa del cambio climático. Desde luego, los países petroleros consiguieron la creación de un nuevo sistema o mecanismo de mercado para los GEI.
VIGENCIA
El próximo 22 de abril en la sede de la ONU se llevará a cabo la ceremonia oficial para poner en marcha el programa de firma. Es decir, para que los gobiernos de 195 países que participaron en la COP21, firmen lo que acordaron sus respectivos ministros.
El periodo de firma será de abril de 2016 al de 2017. Cada gobierno podrá firmar el Acuerdo de París cuando su poder legislativo lo haya aprobado y lo autoricen hacerlo.
Dicho acuerdo entrará en vigor 30 días después de que 55 países u organizaciones de naciones que sumen 55 por ciento de emisiones globales lo hayan firmado. Obviamente esto implicaría la participación de China, Estados Unidos, India y Rusia, de lo contrario, esto sería peor que una vacilada.
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