Situado en el Municipio de Mulegé, Baja California Sur, se encuentra el poblado de Guerreo Negro es una de las áreas naturales más importantes en nuestro país y en el mundo gracias a que cuenta con un territorio potencialmente atrayente del turismo ecológico por su ubicación dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno.
La inmensidad de sus lagunas costeras, sus humedales y la llegada como cada año de sus huéspedes más importantes durante la temporada invernal; la ballena gris, logran una población predestinada a salirse de lo ordinario; su nombre se le debe al barco ballenero “Black Warrior”, que naufragó en 1858 en estas aguas. Su permanencia en este lugar durante décadas le dio el nombre traducido a la laguna y a la ciudad actual: Guerrero Negro.
Su despunte comienza cuando las salinas de San Francisco, California dejaron de abastecer algunos mercados, lo que impulsó al empresario estadounidense Daniel K. Ludwig a interesarse en un proyecto para explotar la riqueza salinera de esta región, constituyendo de esta manera, en 1954, la empresa Exportadora de Sal S. A., la cual realizó su primer embarque en 1957.
Gracias a las enormes superficies de vasos de concentración de la empresa en Guerrero Negro, se desarrolló un humedal protegido para las aves, las cuales tienen en la flora y fauna marina, así como en una gran masa de artemia salina, su principal y abundante alimento. Entre residentes y migratorias, destacan las especies que sólo aquí se encuentran: el águila pescadora y el halcón peregrino. Por todo lo anterior, Guerrero Negro es considerado como un sitio de importancia internacional para la conservación de estas especies.
El Poblado cuenta con una pequeña pero sólida infraestructura turística que incluye campos para trailer parks, hoteles, tiendas de artesanías y restaurantes donde puede deleitarse una variedad de platillos, muchos de ellos a base de marisco fresco, además ofrece alternativas de actividades ecoturísticas para sus visitantes. Durante el atardecer, se puede apreciar el arribo de águilas a sus nidos.
Entre sus atractivos que tiene la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno, último refugio del berrendo peninsular, vive y se alimenta esta especie en peligro de extinción de apenas un metro de alto y 50 kilogramos de peso. Capaces de consumir plantas que para otros animales son tóxicas y de aprovechar al máximo su contenido de humedad, los berrendos son considerados como los segundos más rápidos del mundo, ya que alcanzan velocidades cercanas a los 95 km/hora.
Declarado como zona de refugio de ballenas y ballenatos, y patrimonio mundial de la humanidad, este conjunto acuático lo integran tres lagunas que se conectan entre sí: la laguna del mismo nombre, Ojo de Liebre, Guerrero Negro y Manuela. Con una extensión cercana a los 360 kilómetros cuadrados, en su mayoría es poco profunda (6-12 metros) con canales que alcanzan hasta 16 metros de profundidad.
Cada año, de febrero a marzo, el sitio representa el punto de reunión favorito de miles de turistas de todas partes del mundo que acuden para disfrutar de un encuentro amistoso con la ballena gris, la cual hace una larga travesía desde el Círculo Ártico para aparearse y dar a luz a sus ballenatos. Para su avistamiento se han dispuesto zonas específicas y normas que regulan la actividad, las cuales son respetadas estrictamente; la mayoría de los contactos físicos con las ballenas son porque estas mismas se acercan a las embarcaciones como parte de su comportamiento amistoso.
Partiendo de la población de Guerrero Negro por la Carretera Peninsular a Baja California, en plena Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, se accede a esta pequeña cueva que debe su nombre a la forma que presenta en la cima de una montaña. Las pinturas rupestres que resguarda nos presentan colosales figuras de dos predominantes colores rojo y negro; y de animales característicos de la región.
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