Destruir la biodiversidad implica interrumpir los procesos evolutivos y dañar ecosistemas, especies y genes. También afecta los servicios ecosistémicos que dependen de la biodiversidad: el ciclo del agua, el aire limpio, el suelo fértil, la energía y la producción de alimentos con los polinizadores, sostuvo Julia Carabias Lilo, profesora de la Facultad de Ciencias (FC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el cuidado de la biodiversidad, México tiene una gran responsabilidad, pues es uno de los países megadiversos; sin embargo, aparece en la lista de las naciones que más deforestan, denunció.
La bióloga indicó que hace falta una valoración del tema de la biodiversidad, como ya existe en lo concerniente al cambio climático a nivel local y global. “Si el cambio climático movió las agendas y a los jefes de Estado, y ello se ha convertido en políticas y leyes, en programas y acciones, en el área de la biodiversidad no hemos podido llegar a una situación de ese tipo”.
La exsecretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (ahora Semarnat) del gobierno mexicano, señaló que la biodiversidad requiere de la continuación de los procesos evolutivos de la vida, y eso está siendo interferido por una de las especies que la forman: la humana, a un nivel sin precedentes.
Carabias sostuvo que marginación social y pérdida de biodiversidad tienen una relación estrecha. “Hay 800 millones de personas en el planeta que padecen hambre, y la marginación está ligada con la deforestación y la falta de cuidado de la biodiversidad”.
La principal causa del deterioro de esta última es el cambio de uso de suelo, aunque hay otras como la introducción de especies invasoras y la contaminación.
Alertó que “se pierde la cobertura vegetal y con ella sus ecosistemas, especies y genes. La mayor diversidad está en las selvas tropicales húmedas, que en su origen en México venían desde el sur de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, y la parte del norte de Chiapas y Oaxaca, y ahora están limitadas a tres regiones importantes: la Selva Lacandona, en Chiapas; la Selva de los Chimalapas, en Oaxaca; y Uxpanapa, en Veracruz”.
Sin olvidar que esta pérdida también ocurre en el mar. La principal causa de la merma de las especies marinas es la sobrepesca. El 85 por ciento de las pesquerías han sido sobreexplotadas y colapsadas.
La profesora universitaria explicó que existen entre cinco y nueve millones de especies de animales en el planeta, pero anualmente se están extinguiendo entre 11 y 58 mil de ellas.
Además, en los últimos 40 años la abundancia de los individuos de las especies ha declinado en un 28 por ciento, colocándolos en riesgo de extinción. “Estamos en un desencadenamiento de la sexta extinción planetaria”, advirtió.
La biodiversidad es el capital natural de los países, es decir, la base natural del desarrollo. Para cuidarla y medir sus tasas de pérdida y restauración, entre otros temas, existe la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés).
La IPBES es el organismo científico mundial de biodiversidad equivalente al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y cuenta con 126 países miembros.
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