La Ciudad de México celebrará el próximo 7 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, en medio de una atmósfera gris, producto de la contaminación que enrarece el cielo capitalino.
Esta situación que presenta el DF no es privativo de la capital mexicana, sino algo común a otras urbes de Latinoamérica.
Según especialistas europeos, América Latina es la región en el mundo con más pulmones verdes, pero, paradójicamente, lo es también de un urbanismo descontrolado. El ejemplo más claro son los más de 900 asentamientos irregulares en el DF que se mantienen por presiones políticas.
El caso reciente del desalojo en el Ajusco es algo anecdótico, pues se presentó años después de hechas las denuncias pertinentes y, además, dicha colonia ilegal no tenía protección de algún asambleísta o delegado del PRD.
En entrevista con Mi Ambiente, Marcin Sliwa, especialista en Estudios Urbanos del organismo Gobiernos Locales por la Sustentabilidad (Iclei), señala que tal contradicción, consistente en ser el Continente más verde y más urbano es preocupante, ya que la ecología de América Latina es muy frágil y su futuro depende mucho de las actividades humanas, lo que puede incrementarse por el Cambio Climático.
“La mayoría de la población latinoamericana vive en zonas urbanas y ciudades costeras (Ciudad de México es una de las excepciones), donde se explotan sobremedida los recursos naturales y se rompe el balance entre zonas verdes y urbanización lo que puede tener consecuencias desastrosas para todo el Continente”, dijo.
Señaló que que las ciudades latinoamericanas tienen un historial particular: su desarrollo urbano fue caótico y, por lo general, debido a la mala planeación inicial que creó una disyuntiva: demoler los barios para reemplezarlos con viviendas sociales formales o los dejaron sin ninguna intervención, esperando que las fuerzas económicas y de mercado libre los arreglaran, pero ninguna de las dos funcionó.
Reconoció que Europa tiene una larga tradición del desarrollo de las ciudades más compactas. La gente adoptó este tipo de cultura, a diferencia de lo disperso de Latinoamérica que conlleva problemas por la suburbanización que acaba afectando tanto a aspectos ecológicos como sociales.
“Ahora, sea conscientemente o no, los europeos puede disfrutar todos los beneficios de las ciudades compactas. En este caso, podemos decir que la forma urbana ha influido la manera de pensar, por lo que es mucho más fácil implementar proyectos sustentables allá. Por ejemplo, por falta de estereotipos negativos acerca de las familias de clase media viviendo en apartamentos, Europa tendrá una gran demanda de este tipo de edificios, en lugar de construir nuevas subdivisiones suburbanas de baja densidad habitacional”.
Lo anterior deriva en que las ciudades compactas están mejor equipadas para el futuro y los ciudadanos usan menos combustibles porque no tienen que desplazarse distancias tan largas como los habitantes de una megaciudad. Se utiliza menos electricidad para la calefacción cuando los edificios adyacentes pueden calentarse mutualmente y de la misma manera, una ciudad con muchos árboles y sombra requiere menos uso de los acondicionadores de aire, lo que ahorra energía.
TRABAJO MUNICIPAL, NECESIDAD IMPERANTE
Gabriel Cué Guerrero, profesor de Cambio Climático de Ingeniería en Desarrollo Sustentable del Tecnológico de Monterrey CCM, en entrevista con Mi Ambiente, declaró que debe replantearse la forma como se lleva a cabo el sistema de desarrollo mexicano que va desde la generación de energía hasta la demanda de productos y servicios en el mercado, hecho que genera impactos ambientales.
Esto en relación a que a nivel municipal depende mucho del contexto de cada sitio, que va desde aquellos que tienen medios económicos predominante es la agricultura que ya tiene huella ambiental marcada al abrir camino a zonas de cultivos que derivan a altas emisiones y que son lugares que tienen muchas necesidades y “la adaptación climática tiene que ver con acciones que abatan la pobreza, ya que no sólo se trata de no emitir o cambiar los cultivos para que sean verdes, sino que se tiene que ver la forma de realizar acciones sociales para combatir la pobreza y hacer de la adaptación un tema transdisciplinario”.
Indicó que es vital que se trabaje desde las bases para entender la realidad municipal y local, ya que este fenómeno no es nuevo, pues la variabilidad del clima es de siempre, que ahora se presenta de forma más extrema y que obliga a crear comunidades resilientes.
Puntualizó “que tanto el esfuerzo incluyente de una realidad no se completa con la figura de la consulta ciudadana que está en la ley de Cambio Climático, pues debe imponerse el precepto de inclusión ciudadana a la adaptación, ya que no puede llegarse con las comunidades y pedirles que llenen un cuestionario, lo cual es muy cortoplacista como míope y eso no garantiza la inclusión de las personas”.
FUTURO PLANIFICADO EN LAS CIUDADES
Para la especialista del Iclei, las ciudades de América Latina han perdido muchas oportunidades para implementar políticas inteligentes de planificación y todavía sufren las consecuencias de eso.
Sin embargo, todavía se pueden arreglar las cosas. Apuntó que “se supone que la explosión demográfica y un crecimiento rápido de la población urbana que estábamos experimentando en las últimas décadas se terminarán pronto y los gobiernos locales ya no tendrán que preocuparse por proporcionar vivienda nueva a los recién llegados, pero podrían centrarse en una mejor planificación de las áreas urbanas existentes”.
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