Durante los meses de enero a marzo, México recibe a la ballena azul, cetáceo que puede llegar a medir hasta 33 metros y pesar 19 toneladas; el cual, llega a las aguas del Parque Nacional Bahía de Loreto en Baja California Sur para alimentarse, aparearse y dar a luz a sus crías.
Proveniente de los mares fríos de Alaska, este año, el número de ejemplares de ballena azul se duplicó al registrar 20 individuos, en comparación con la temporada pasada, que sólo se avistaron 10, cifras promedio que refleja una población estable.
La presencia de este cetáceo ha sido fundamental para desarrollar el aprovechamiento no extractivo responsable, que deja una importante derrama económica local, y proyectar ante el mundo los valores naturales con los que cuenta nuestro país.
Estos cetáceos están incluidos en la NOM 059, en la categoría de “sujetas a protección especial”, por lo cual existen lineamientos establecidos en la NOM 131 para realizar la observación responsable de cetáceos, la cual únicamente se puede llevar a cabo con permisos expedidos por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Es por ello que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), mediante el Programa de Conservación de Especies en Riesgo entre otras acciones, impulsó la elaboración del Manual para la observación pasiva de ballena azul y otros cetáceos en el Golfo de California.
Cabe mencionar que el Golfo de California es un lugar privilegiado ya que se pueden observar el 38% de las especies de cetáceos en el mundo, lo que ha permitido la oportunidad para que turistas nacionales e internacionales puedan realizar actividades de observación recreativa.
Esto también le da la oportunidad a los prestadores de servicios como guías y capitanes de las embarcaciones promuevan una industria sustentable y responsable que permite a los visitantes observar y aprender sobre estos majestuosos animales en su hábitat natural.
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