El ecosocialismo es una propuesta de organización económica alternativa al modelo de producción y explotación capitalista, basado en la depredación de la naturaleza y que, por lo tanto, pone en riesgo a la especie humana, afirmó el doctor Luis Bueno Rodríguez, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El profesor del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa indicó que desde la escuela pública se debe analizar el comportamiento de las empresas transnacionales, en relación con su responsabilidad en el cuidado del medio ambiente.
Por su parte, Fernando Estañol Tecualt, miembro del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que dicha opción está fundada en la tradición marxista revolucionaria de lucha por un mundo sin explotación ni opresión, donde no medien el productivismo ni el ecocidio sino que pretenda una civilización compatible con la biosfera y enmarcada en la ecoeficienica y la biomímesis, sin embargo debe dejarse en claro la diferencia con el socialismo que se aplicó en el siglo XX en la ex Unión Soviética y los países de Europa del este, representado por regímenes autoritarios y antidemocráticos cimentados en el centralismo desde la burocracia gobernante.
El modo de producción y usufructo de los recursos imperante aceleró el cambio climático e incidió también en el desgaste de la capa de ozono, la contaminación en todas sus expresiones, la pérdida de la biodiversidad y el agotamiento de los bienes de la naturaleza, expuso el especialista.
La destrucción del entorno ha ocasionado un sinnúmero de conflictos socioambientales que detonó movimientos de resistencia en México y el mundo contra la explotación minera a cielo abierto y el uso del agua para fines industriales, afectando a comunidades indígenas con el Tren Maya, el Corredor Transistmico y la refinería de Dos Bocas, entre otros proyectos del país.
El ecocidio es inherente a este sistema y, como expresó Carlos Marx en el tomo I de El capital, en consecuencia desarrolla sólo la técnica y el proceso social de producción que socava a la vez las fuentes originales de la riqueza: el suelo y el trabajador, refirió Estañol Tecualt.
A su vez, Julio Saavedra Martiñon, estudiante de la Licenciatura en Administración de la Unidad Iztapalapa, precisó que el ecosocialismo es una propuesta radical que plantea que todo el ser colectivo debe ser consciente de que los derechos humanos y los de la naturaleza son miembros de la misma dignidad.
“Para esta corriente se debe sustituir el valor de cambio por el de uso de las mercancías y los servicios; evitar el control burocrático de la sociedad y trabajar por la igualdad y la planificación democrática de las economías, desde los ámbitos local, regional, nacional, continental y, en algún momento, planetario”.
El logro de dicho objetivo con este nuevo modelo implica incorporar el concepto de desarrollo sostenible con una responsabilidad y una ética efectivas de los agentes productivos, aunque el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los grupos de los 8 y de los 20 países con las economías más grandes han creado un marco legal mercantil que maquilla el compromiso social corporativo de las transnacionales.
Por ello la necesidad de implantar un esquema de rendición de cuentas que sancione y acote el poder de estas grandes firmas, además de que movimientos emancipadores contrahegemónicos y una Lex Mercatoria son elementos indispensables para rediseñar los tratados comerciales desde la acción social para generar mayor consenso.
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