Los cambios en la temperatura también tienen efectos sobre las estrategias de alimentación de algunas especies que dependen de plataformas de hielo para cazar a sus presas. Por ejemplo, una población de pingüinos Adelia en Antártica pasó, entre 1990 y el año 2004, de una población de 320 parejas con crías a tan sólo 54 en un sitio donde la temperatura promedio se ha incrementado en casi 5.5°C en cincuenta años. La reducción tan drástica en el número de parejas parece que se ha debido al deshielo de la zona helada donde se alimentaba esta especie. Los osos polares de la bahía de Hudson, en los límites australes de América del Norte, no cubren por completo sus necesidades nutricionales, ya que el periodo en el que cazan focas anualmente se ha reducido. Lo anterior debido a que las plataformas de hielo desde las que cazan se fracturan al menos tres semanas antes de lo que habitualmente ocurría.
También los arrecifes de coral han sufrido los efectos del calentamiento global por el llamado “blanqueamiento del coral”. Para entender a qué se refiere el blanqueamiento o decoloración debemos saber que un coral puede estar formado por uno o muchos diminutos pólipos –esos circulitos que cubren su superficie- a través de los cuales se alimentan. Dentro de estos pólipos los corales dan abrigo a ciertas algas microscópicas unicelulares, de las cuales obtienen nutrimientos y a las cuales ofrecen protección y desechos que ellas utilizan como alimento –es decir, viven en una relación mutualista en la que ambas especies se benefician-.
Fuente: Semarnat. ¿Y el medio ambiente? Problemas en México y el mundo. Semarnat. México. 2008
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