Modernizar PEMEX es tener más producción y tener más ganancias. El petróleo es un don de la Naturaleza, es la riqueza mayor del país. Pero todas las energías son contaminantes, su explotación alteran los ecosistemas. Es con el petróleo, con la electricidad, hasta la eólica que mata aves, como las águilas. La Reforma Energética, anunciada aun sin presentar, debe tener un apartado especial de defensa del medio ambiente.
La depredación de la Naturaleza se registra con los llamados “desarrolladores turísticos”, desde el desmonte. Luego las construcciones de hoteles, de centros recreativos o deportivos. Los abusos, incluso con amparos, para rebasar las áreas y las alturas de las construcciones.
Recorriendo la Naturaleza mexicana, es pródiga, en metales preciosos, también en carbón. Pero hay confusión, que deriva en organizaciones ciudadanas oponiéndose a la explotación de la riqueza. Enterrarla y no explotarla, significa tener comida e impedir comerla.
Los tiraderos de basura son focos de infección. El automovilismo es dañino. Los aviones. En fin, junto con la reforma energética debe enriquecerse con un rico apartado ambiental. Dar paso al verdadero desarrollo sustentable.
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