El desarrollo sostenible de las ciudades es vital para el futuro del planeta. Según las previsiones de las Naciones Unidas, el porcentaje de personas que viven en ciudades pasará del 54% en 2014 al 70% en 2050. Se prevé que la población mundial alcanzará la cifra de 9700 millones durante el mismo período.
Esta población demandará una movilidad sustentable; ya que el transporte actual causa mucha contaminación, tránsito, sobresaturación y de mala calidad en su sector masivo. El mejorar la sostenibilidad de la infraestructura de transporte puede garantizar la protección de la ecología, la economía y la calidad de vida de las ciudades del futuro. Lo cual conlleva a apostar por sistemas masivos como es el Metro, el tranvía y los autobuses eléctricos.
Actualmente, el transporte aporta casi un cuarto de las emisiones mundiales de CO2. La mitigación del cambio climático está regulada por tratados, como el Protocolo de Kioto (1997), el Acuerdo de Copenhague (2009) y el Acuerdo de París (2016).
Un ejemplo de una ciudad que observa en el transporte eléctrico una solución a la movilidad urbana sustentable, es Ginebra, Suiza, que cuenta con la línea “TOSA”, en sus autobuses que es totalmente eléctrica a pesar de no contar con tendido aéreo. Para recargar las baterías en puntos intermedios de la ruta se emplea la carga “ultrarrápida” o de oportunidad; así se reduce el peso y espacio de las baterías.
Además, se acorta el tiempo de recarga al final del trayecto, una ventaja importante en hora punta. La recarga ultrarrápida se realiza de forma segura en solo 15 o 20 segundos, mientras el autobús se detiene para que suban y bajen los viajeros.
La ausencia de tendido aéreo no solo mejora la estética, sino que además ahorra costos de instalación y da flexibilidad a las rutas en caso de obras. También se logran ahorros de mantenimiento, que representan una buena parte de los costes de explotación con infraestructura de tendido aéreo. Este trabajo se basa con el uso de la tecnología TOSA, que es aplicada en los autobuses que sustituyen a los camiones de combustión de diésel.
CIUDADES PIDEN AIRE LIMPIO
La Unión Europea ha promovido un aire más limpio en las ciudades endureciendo las normas de emisiones de partículas de 0,648 g/km en 1992 (Euro I) a 0,018 g/km en 2013 (Euro VI) para los vehículos en tránsito. Esta tendencia ha mejorado la calidad del aire durante los últimos 20 años y seguirá haciéndolo en los próximos años. Pero para que el transporte público alcance cero emisiones de partículas, hace falta la electrificación total del sistema.
Cabe recordar que a nivel global los responsables de políticas ambientales han convenido que el aumento de la temperatura global media no debe superar en más de 2°C la temperatura global media de la era preindustrial. En teoría, para garantizar una probabilidad del 50% de calentamiento global por debajo de este límite a finales del siglo XXI, las emisiones de CO2 entre 2011 y 2050 deben limitarse a 1100 gigatoneladas.
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