Estos ecosistemas que se piensa son la degradación final de un paisaje natural y son prados con dunas sin vida, son todo lo contrario, pues mantienen a cientos de especies animales y vegetales. En México, de acuerdo a la UNAM, en los desiertos mexicanos se encuentra un 60 por ciento de plantas medicinales.
Pero estos ecosistemas padecen de graves daños por la mano del hombre. Se calcula que desiertos y dunas mexicanas tienen degradada un 20 por ciento de sus tierras, con consecuencias lamentables como la pérdida de más de 2 mil especies de flora y fauna.
Además que los desiertos son considerados una de las mejores minas genéticas, como los desiertos de Chihuahua donde, según estudios de la organización WWF, radica 25 por ciento de las mil 500 especies de cactus conocidos por la ciencia.
Aún cuando los desiertos guardan alrededor de 60 por ciento de los minerales y combustibles fósiles del mundo, sólo 5 por ciento está protegido, por lo que estos ecosistemas sufren el saqueo de especies endémicas, además de que son víctimas del Cambio Climático.
Las tierras secas cubren más del 40 por ciento de la superficie terrestre del Planeta y es el hogar de 2 mil millones de personas, la mayoría de los cuales vive en países en desarrollo y se encuentra entre los más pobres del mundo. Por ello, los recursos de estos ecosistemas están desapareciendo rápidamente.
En un punto de acuerdo que presentó el senador panista Luis Alberto Coppola Joffroy, hace más de un año en el pleno senatorial, exhortó al gobierno federal para que, a través de la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat), se establezca una política de Estado para conservar y cuidar las dunas y playas costeras como un asunto de seguridad nacional.
Coppola Joffroy, integrante de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, comentó a Mi Ambiente que éste es un grave problema y lamentó que por intereses económicos se pierdan estos ecosistemas.
Puso como ejemplo que en el estado que representa, Baja California Sur, en Cabo San Lucas se han destrozado las dunas de su desierto por los complejos hoteleros, ya que “existen algunos desarrolladores que tienen predios o los compran y consiguieron cambios de uso de suelo de los municipios”.
Añadió que “están siendo urbanizadas y depredadas –las Dunas- al sacarles arena que, si bien en todo el mundo lo hace para repoblar playas desgastadas, esto debe ser con cuestiones técnicas”.
Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), las zonas desérticas ocupan más de 52% del territorio nacional. Estos sitios contienen una biodiversidad variada, desde leguminosas a gramíneas.
En uno de los intentos de restaurar zonas desérticas se lleva a cabo por parte de Fred Phillips Consulting, el Yuma Crossing National Heritage Área y Pronatura Noroeste en el Tramo Limítrofe del Río Colorado, donde el río es la frontera entre Baja California, México, y Arizona, Estados Unidos.
En declaraciones a Mi Ambiente Comunicación Social de Pronatura manifestó que “el trabajo que hacemos en la región (norte de México), también abarca el desarrollado en ecosistemas desérticos. Con diversos trabajos, desde proyectos de voluntariado para limpiezas hasta otros más científicos”.
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