Ante el boom inmobiliario que desde hace años se vive en zonas costeras de la península de Baja California y en especial en Baja California Sur (BCS), hacen necesario en entender los impactos que conlleva una mayor presencia de jubilados estadounidenses que son en casi un 100% los dueños de los nuevos conjuntos habitacionales en ciudades y municipios que padecen de un sin fin de problemas ambientales como es la falta de agua.
De acuerdo al estudio «Migración de jubilados extranjeros o turismo residencial en Baja California Sur?, implicaciones ambientales y de servicios», de Diego Armando Casas-Beltrán, este fenómeno se presenta especialmente en la zona de Los Cabos, donde los asentamientos tipo tráiler están aumentando y se desplazan a zonas rurales costeras de alto valor ecológico, con el desconocimiento de los implicaciones ambientales que puedan generarse.
Pero, estima el investigador que esta región se convertirá en un sitio de retiro en el corto plazo, si bien no presenta altas densidades, sus implicaciones ambientales son significativas y de una cobertura amplia. Su demanda actual de servicios, es mínima, pero puede producir conflictos a futuro especialmente con el agua.
Cabe recordar que esta zona de BCS es desde hace años un polo de atracción del turismo internacional recreativo donde sus actividades se centran en el buen clima, la playa y los parajes de ‘interés turístico’; lo cual ha desembocado en incrementar su atractivo para un turismo residencial que en los últimos años ha ido al alza.
Esto es perceptible con una mayor presencia de turistas residenciales estadounidenses, coloquialmente conocidos como la generación babyboomer (personas nacidas durante la explosión de natalidad posterior a la segunda guerra mundial entre 1946 y principios de la década de los 60´s) que en su mayoría son jubilados con alto poder adquisitivo, lo que les permite vivir por largas temporadas fuera de casa, con importantes impactos socio-económicos en las localidades de destino, debido al poder adquisitivo que poseen, dándose un reordenamiento socio espacial del espacio urbano.
En México, se estima que entre 1996 a 2006, la población inmigrante estadounidense que vivían en el país bajo alguna forma migratoria aumentó de 200 mil a un millón de personas. Sin embargo, se desconoce el número exacto de estos ciudadanos, al no existir un consenso entre autoridades mexicanas y estadounidenses en su registros, debido a que la mayoría de estos ciudadanos entran al país como turistas, aun cuando viven por largas temporadas en los destinos.
Por ello, insistió el investigador hace muy necesario el que este fenómeno sea analizado por las instancias academicas y oficiales por su posible impacto que se va producir entre las personas y las localidades receptoras a causa del crecimiento exponencial de jubilados norteamericanos y canadienses en América Latina.
Señaló que la tendencia actual de desarrollo en Los Cabos es la construcción y venta de viviendas y condominios para extranjeros, presentándose en dos grandes ramas, la de asentamientos compuestos, de megadesarrollos residenciales en las costas y asentamientos tipo tráiler, estos últimos, constituidos por viviendas aisladas y dispersas, de tamaño variable, que se extienden más allá de los centros urbanos, en zonas costeras ecológicamente sensibles como las dunas.
Estos asentamientos se clasifican como “ex-urbanos”, porque aunque están cerca de los pueblos, en realidad no son parte de ellos, y a menudo sin todas las instalaciones, carecen de referencias locales y se definen como espacios colonizados que surgen en la misma forma en distintos sitios.
Por lo anterior, la investigación que realiza Casas-Beltrán busca contribuir a profundizar el conocimiento de las características e implicaciones ambientales y en la dotación de servicios públicos que generan los asentamientos turísticos residenciales.
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