El pasado 18 de febrero, un grupo de seis científicas latinoamericanas emprendieron un viaje como parte de la expedición más grande de mujeres a la Antártida, en el marco del proyecto Homeward Bound. Dicho proyecto busca fortalecer el liderazgo de mujeres en la ciencia y las participantes latinoamericanas procedentes de Colombia, México, Perú y Venezuela forman parte de la edición 2018 del mismo.
En Latinoamérica, las afectaciones del cambio climático se han dado a nivel ambiental, económico, social y cultural, “dejando huellas profundas en nuestra identidad”, comentaron las científicas. Las representantes latinas, cuyas carreras están relacionadas con la atención de problemas ambientales, hicieron un llamado a la acción climática, tras haber evidenciado de primera mano los impactos que el cambio climático ha tenido en territorio antártico, como el derretimiento de los glaciares. Este llamado resuena de la mano con uno de los mensajes principales que ha acompañado a esta expedición, sobre la importancia de la participación de mujeres en la atención de este problema global.
Daniela Lainez del Pozo es peruana, investigadora doctoral en geografía y antropología de la Universidad College London, y señala que, por ejemplo, en Cusco, Perú, el cambio climático ha impactado parte del ritual de la festividad del Señor de Qoyllurit’i (Señor de la Estrella de Nieve), fiesta reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Dijo que “ancestralmente un grupo de fieles subía a la cima del nevado Ausangate para recoger bloques de hielo como ofrenda a la Pachamama. Sin embargo, el retroceso del glaciar ya no permite que se cumpla esta parte del ritual, por lo que la Hermandad del Señor de Qoyllurit’i tiene un manifiesto para llamar la atención sobre el cambio climático” señala Daniela.
Un paso necesario para atender el problema del cambio climático, es “incrementar la ambición de las contribuciones nacionalmente determinadas, revisando lo que se ha propuesto, y replanteando las estrategias y metas prometidas. Se evidencia que lo que está en papel, no es suficiente para alcanzar a estabilizar las emisiones que nos mantengan por debajo de un aumento de temperatura global de 2° C.
En el caso de México, se trata de un país que tiene mucho que hacer para transitar energéticamente hacia energías renovables”, señala Sandra Guzmán, mexicana, candidata a doctora en política por la Universidad de York en el Reino Unido, y Coordinadora del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe, GFLAC.
“De igual forma, es necesario incluir aspectos que las contribuciones nacionales no especifican, como es el problema de las actividades extractivas y su relación con el cambio climático. Así como la magnitud de la minería ilegal en el sector Uso del Suelo, Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura (USCUSS) que es la segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en la región”, apunta Sandra Velarde, peruana, economista ambiental del Instituto Forestal de Nueva Zelanda, quien enfatiza que “es clave ponerle frente a la minería ilegal en la Amazonía, pues compromete nuestros bosques e integridad social”.
Por su parte, Adriana Humanes, venezolana, doctora en ciencias, y actualmente investigadora asociada a la Universidad de Newcastle en el Reino Unido, señala que “es imperante que los gobiernos, como el venezolano, sean coherentes con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París. Venezuela es el mayor emisor de gases de efecto invernadero por habitante de la región y aunado a ello, en 2016 aprobó un decreto que permite la extracción de minerales en el Arco Minero del Orinoco, ocasionando la fragmentación de bosques, pérdida de biodiversidad, contaminación de cuencas, proliferación de enfermedades tropicales, y la degradación socio-cultural de la región”, enfatiza Adriana.
Paola Tello Guerrero, física colombiana quien enfoca su trabajo en educación ambiental infantil con un proyecto llamado Antártida para Valiente, comenta que “la apuesta de decisiones sostenibles a nivel nacional y local nos benefician a todos. Colombia y otros países en la región tienen un gran potencial para usar energía eólica y solar, por las velocidades de los vientos y la radiación solar en la región”.
A su vez, Veronique Florec es economista ambiental colombiana, trabaja como investigadora doctoral en la Universidad de Western Australia y ayuda al gobierno de Australia Occidental a tomar mejores decisiones para la inversión del presupuesto del estado designado al manejo de los desastres naturales. Veronique señaló que “con el cambio climático, la cantidad y la intensidad de los desastres naturales como incendios forestales, inundaciones y huracanes, va a incrementar. Por otro lado, con el crecimiento de la población mundial, más y más gente será afectada por estos desastres. Entonces tenemos que prepararnos y pensar muy bien cómo vamos a invertir el dinero del estado para que podamos minimizar los impactos de los desastres naturales sobre la población mundial y el medio ambiente”.
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