Dos seres se adaptan a un espacio, se apropian de él, escriben lo que oyen, cuentan lo que ven y su realidad la construyen en la repetición, esto es parte de lo que el espectador descubrirá en el montaje escénico El silencio perfecto, que ofrecerá temporada del 1 de junio al 16 de julio en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque (CCB), ubicado en el poniente de la Ciudad de México (CDMX).
La propuesta escénica con la dirección colectiva de Patricia Ortiz, Daniel Bretón, QuyLanLachino y Fernando Bueno, conjuga danza, teatro, narrativa, plástica escénica y escenofonía, que busca sensibilizar al espectador en torno a temas como la ecología, la violencia y la migración.
El silencio perfecto muestra a dos seres (Patricia Ortiz y QuyLanLachino) habitando espacios oníricos, mismos que construyen y de construyen. “La puesta se da a partir de contextos significamos y hacemos parte a los objetos”, explicó Patricia Ortiz.
La artista y actriz, quien realizó la partitura escénica de la puesta, compartió que el proyecto tiene un trabajo de dos años de laboratorio y de investigación, tiempo en el que se han presentado diferentes retos.
Agregó que la pieza apela a la sensibilidad y a la sensorialidad del espectador al presentar cuadros escénicos plásticamente definidos, atmósferas sonoras inspiradas en la belleza y melancolía de ArvoPärt, y textos que se revelan dentro de movimientos físicos.
Patricia Ortiz, declaró que “los retos han sido varios a lo largo de todo el proceso. Actualmente nos estamos enfocando en la plástica, en cómo manejarla e integrarla a la obra, ese es el trabajo de actor, asumirlo, hacerlo parte, significarlo, ver cómo jugarlo, el mismo objeto nos dice cual es el reto, y en eso estamos”.
En la pieza las actrices manipulan cajas de cartón que simulan ser ataúdes, juegan con arena, deambulan entre decenas de zapatos, colocan maniquíes sin torso a lo largo y ancho del escenario, se recuestan y levantan repetidamente de una cama, y encienden y apagan una y otra vez una lámpara.
Por su parte, QuyLanLachino, declaró que “crear de manera horizontal es algo que lleva mucho tiempo, donde se tiene que dialogar, trabajar, investigar y probar mucho, no quisimos quedarnos con la espinita de dejar de hacer algo. El proceso consistió en probar lo que cada elemento iba aportando al trabajo”, señaló.
Señaló que el montaje parte de un espacio liminal fronterizo, donde los personajes presentan circunstancias, situaciones y atmósferas, que ahí se pueden encontrar.
“El silencio perfecto reflexiona sobre las fuerzas dialécticas que acompañan la existencia del ser humano, los procesos de la vida y la muerte disfrazados de un juego casi infantil, las reminiscencias de un mundo que dejó de existir hace tiempo y la confrontación con uno mismo para simplemente volver a empezar.
“La naturaleza del montaje es la construcción de nuevos lenguajes escénicos y dramáticos. Una reflexión intuitiva sobre la naturaleza humana y las cualidades que la conforman”, puntualizó.
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