Con la polémica que ha desatado la devastación del manglar en Tajamar dentro de la paradisiaca región de Cancún, el día de hoy traemos un recuento de los 10 ecocidios más graves que acontecieron en Latinoamérica en el año 2015. Esto con el objetivo de reflexionar sobre el camino que la humanidad ha seguido en vías de su comodidad a costa del deterioro ambiental.
Cuando el dinero impone sus propias reglas de juego en el planeta Tierra, se establece un desequilibrio que se acrecienta con la inacción judicial de los organismos públicos y la pasividad de la sociedad. Desde la provincia de Islay en Perú, pasando por la bella reserva Mil Cumbres en Cuba, y llegando hasta la enigmática Sierra de Álvarez en México, existen terribles inconvenientes ambientales que ocultan en hoteles cinco estrellas y en enormes centros comerciales, que NO reflejan la realidad socio-ambiental de la geografía latinoamericana.
En el puesto número diez se encuentra la mayor tala ilegal de alerces en la Región de Los Ríos (Chile), donde se decomisaron 250 pulgadas de madera de alerce para la fabricación de ataúdes y artículos funerarios. Lo más triste, es que se derrumbó un histórico alerce chileno con más de mil años de antigüedad, sin considerar que es una especie de árbol protegida y declarada Monumento Natural desde 1976.
En el puesto número nueve, están las raíces rotas de los más de 700 árboles talados en Venezuela por un proyecto de vialidad, que buscaba la ampliación de una autopista en Caracas. Sin embargo, la noticia produjo el malestar de la colectividad caraqueña, debido al peligro de inundaciones y deslaves en épocas de lluvia, y al aumento de la sensación térmica en períodos de calor y sequía.
En el puesto número ocho están 3000 hectáreas deforestadas en el distrito municipal Mamá Tingó (República Dominicana), donde la siembra legal de cacao y pimienta se transformó en una práctica ilegal que ocasionó el desmonte masivo de áreas vírgenes por parte de los parceleros, que mientras se dedicaban a quemar y a derrumbar miles de árboles frondosos, perjudicaron el tesoro de flora y fauna que yace en la Sierra de Yamasá.
En séptimo lugar se ubica la red de taladores y traficantes de la madera obtenida del árbol de Bálsamo, en las selvas y bosques ubicados en la provincia de Darién (Panamá), quienes generaron una agresiva tasa de deforestación que se incrementó en el año 2015, dentro de uno de los grandes pulmones vegetales de Centroamérica. El árbol de bálsamo llamado coloquialmente “oro verde” por los panameños, es muy cotizado para la fabricación de muebles del hogar (sillas, mesas, escritorios, camas), aunque esa especie de árbol ya se encuentra al borde de la extinción.
En el puesto número seis, revelamos las más de 1.600 hectáreas de bosque nativo deforestadas en menos de dos meses, por la empresa brasileña Yaguareté Porá dentro de la región del Chaco Paraguayo, en la que sobreviven pueblos originarios como los indígenas Ayoreo totobiegosode, quienes custodian las ancestrales riquezas naturales, de la segunda región boscosa más extensa de Sudamérica.
En quinto lugar se sitúa el derrame de un millón de litros de cianuro en el río Jáchal de San Juan (Argentina), donde una fuga en la mina Veladero hizo que el veneno de la transnacional Barrick Gold, ensuciara el agua de los ríos montañosos sanjuaninos, complicando su uso para el beneficio de los pobladores y para las actividades agrícolas.
En el cuatro sitio, se evidencian las 40 toneladas de peces muertos localizados en la Laguna de Cajititlán en el estado de Jalisco, México, como resultado de la falta de una infraestructura que gestione las descargas de aguas residuales, y que se encargue de la limpieza de las plantas de tratamiento. De allí, que la sistemática mortandad de peces por la reducción del oxígeno, refleja la elevada toxicidad e insalubridad del agua azteca.
De enero a diciembre y de lunes a domingo, la Madre Tierra exige respeto, amor y voluntad de cambio en los Seres Humanos. La gran delincuencia en contra de la Pachamama, es un problema multifacético dentro de las regiones latinoamericanas, ya que cada empresario, latifundista, guerrillero o político, tiene sus propias ambiciones económicas que deben ser rápidamente alcanzadas, violentando la santidad del Medio Ambiente y fructificando la ignorancia de sus decisiones.
A continuación los tres atentados en contra de la naturaleza más serios de 2015.
En el puesto número tres, se encuentran los más de 200.000 galones de petróleo derramados en el departamento de Putumayo (Colombia), que afectaron a más de 3,5 hectáreas de humedales y socavaron la vida de más de 100 familias de la comunidad indígena Nasa, que contaminaron varios nacimientos de agua de manantial.
El segundo lugar lo ocupa la contaminación ocurrida en el río La Pasión en Sayaxché (Guatemala), donde el desborde de las piletas de oxidación de la empresa Reforestación de Palma de Petén (Repsa), produjo el vertido de un fuerte insecticida llamado “malatión”, el cual era utilizado para proteger los cultivos de palma africana, y que aniquiló toda la fauna autóctona del ecosistema marino guatemalteco, acelerando una emergencia sanitaria en las zonas adyacentes al desastre, y ratificando el perverso negocio de la agroindustria y sus exitosos pesticidas.
Finalmente, en el puesto número uno, destacamos la extrema contaminación del Río Doce por culpa de la empresa Samarco en Brasil, que se convirtió en uno de los mayores crímenes ecológicos de la historia brasileña. La rotura de dos diques de contención en el subdistrito de Bento Rodrigues del estado de Minas Gerais, permitió el derrame de 55 millones de metros cúbicos de lodo, que arrasaron con toda la diversidad biológica existente en el río Doce, que pintaron de marrón viscoso sus legendarias aguas cariocas, y que terminaron ahogándose en las profundidades del Océano Atlántico.
La huella del ecocidio en el río Doce, dejó a su paso más de 10 personas muertas, cientos de viviendas inhabitables y decenas de lugareños desaparecidos, fallas en el suministro de energía eléctrica, inaccesibilidad a fuentes de agua potable, enfermedades gastrointestinales en los niños, y millonarias pérdidas materiales por la avalancha de barro y residuos de hierro, que se propagaron en más de 850 kilómetros de dulce torpeza humana.
Es imposible soñar con la sustentabilidad de un Mundo claramente insostenible. Usted y yo conocemos muchísimos más ecocidios perpetrados en el año 2015. Con el poder de las redes sociales en nuestras manos, ya NO hay excusas para evadir el compromiso ecológico a favor del planeta. Denunciemos los delitos en Facebook, en Twitter, en Instagram y en WhatsApp. Hagamos la diferencia.
Fuente: http://ekologia.com.ve/
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