Sustentabilidad

Maíz, sólo para alimentación: EPA

No hay seguridad alimentaria sin seguridad hídrica, dado que la escasez de agua y su contaminación ponen en riesgo cada vez más a los principales sistemas de producción de alimentos en todo el mundo, afirmó el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, en la Semana Mundial del Agua, celebrada en Estocolmo, Suecia, y que cada año reúne a los responsables políticos y expertos de todo el mundo para discutir cuestiones urgentes relacionadas con el vital líquido y su gestión.

Destacó que la agricultura, como se practica hoy en día, es una de las causas del problema, pues consume 70 por ciento del total del agua dulce y, la contamina. Además, explota el 11 por ciento de tierra continental, algo así como mil 630 millones 340 mil hectáreas.

Ante esta situación, Da Silva exhortó al sector de la producción alimentaria a cambiar la forma en que se utiliza el agua, porque la agricultura es la clave para conseguir el uso sustentable del vital líquido y satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos. Tenemos que llegar a producir de manera que se conserve el agua, se le utilice de manera más sustentable e inteligente; esto ayudará, a su vez, a la agricultura a adaptarse al Cambio Climático.

El dirigente de la FAO recordó que la sequía ha dañado a la producción mundial de cereales en algunas regiones del mundo y eso contribuye al alza de los precios de los alimentos, prácticamente cada dos años desde 2007, por lo que hizo hincapié en la necesidad de cambiar la forma en que se utiliza y despilfarra el agua a lo largo de toda la cadena alimentaria.

Ante esta crítica situación, Da Silva propone un nuevo marco para la gestión del agua en la agricultura, con la finalidad de garantizar la seguridad alimentaria.

En ese marco destacan las áreas en las que deben centrarse las políticas y actuaciones:

Modernización del riego, por lo que debe sustituirse el antiguo sistema de canales por el de mangueras y diversificar las fuentes de agua, incluyendo las subterráneas para responder a las necesidades de los agricultores del futuro y aumentar la productividad.

Mejor almacenamiento del agua de lluvia en las explotaciones para reducir los riesgos relacionados con la sequía y aumentar la productividad. El vital líquido puede almacenarse en los pequeños estanques o directamente en el suelo.

Reciclaje y reutilización del agua, en particular, las residuales tratadas de los centros urbanos, dado que desempeñarán un papel importante en la producción agrícola en zonas áridas. Además de que una manera más sistemática en el uso seguro de este tipo de agua puede impulsar la producción local.

Control de la contaminación, por lo que debe contarse con mejores normas de calidad del agua, junto con mecanismos eficaces para su aplicación para reducir la contaminación que es lo que agrava su escasez.

La FAO pide modificar los sistemas de riego agrícola para disminuir el consumo de agua.

Sustitución y reducción del desperdicio de alimentos, por lo que las políticas agrícolas deben considerar el potencial que la producción de secano sigue ofreciendo en muchos lugares, por lo que debe buscarse una combinación más integrada entre ésta y la de regadío.

 

Reducción de las pérdidas postcosecha formará parte de las estrategias para afrontar la escasez de agua. De todos los alimentos producidos en el mundo, 30 por ciento que equivale a 1.3 millones de toneladas, se pierde o desperdicia cada año a lo largo de la cadena de valor, desde el campo a la mesa. Con la disminución de las pérdidas se dará un paso importante hacia la reducción de presión sobre los recursos naturales que son esenciales para la producción de alimentos, como la tierra y agua.

Cambio de dieta, es decir, la FAO y la OMS recomiendan consumir más frutas y verduras que las tradicionales comidas, toda vez que la ganadería para producir carnes rojas consume mucha agua y granos, utiliza mucho suelo, además de que produce considerables cantidades de metano que contribuyen con el calentamiento climático.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos determinaría, en breve, la prohibición de la utilización de una tercera parte de la producción maicera anual en hacer biocombustibles, toda vez que esto, desde 2006, ha encarecido los alimentos en el mundo.

Diversas agencias de la ONU ven con beneplácito la medida de la EPA, toda vez que prevén que en 2013 el costo de los productos alimenticios se eleve hasta 80 por ciento o más, debido a la gran sequía que padece buena parte del territorio estadounidense, lo cual reducirá su producción gramínea en más del 30 por ciento.

Agota tierra y agua

En este mundo, cuya población sigue creciendo y cambiando hábitos de consumo, no se ha hecho suficiente para planificar y gestionar el desarrollo futuro de los recursos de tierras y aguas. Lo invertido hasta ahora es insuficiente, con mala gestión y falta de gobernanza, los datos resultan evidentes. Además, la prensa se recrea publicando las grandes tragedias humanas ocasionadas por los fenómenos naturales, pero no aborda la degradación progresiva de los sistemas de tierras y aguas que garantizan la seguridad alimentaria. Ahora, en diversas partes del mundo existen sistemas enteros en peligro, por lo que deben de revertirse, de inmediato, las tendencias de su degradación y mantener al mismo tiempo su integridad y productividad. No hay duda de que el acceso a los recursos de tierras y aguas y su ordenación han de mejorarse notablemente. (Fuente, PNUMA).

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