La sequía y la escasez de agua son consideradas un problema grave que ha ido en aumento, de tal manera que actualmente se calcula una afectación de estos fenómenos para unas dos mil millones de personas en el mundo, asegura la Convención de la Lucha contra la Desertificación de las Naciones Unidas.
Cabe mencionar que México forma parte de esta convención y que en cuyo territorio se sabe de una afectación por desertificación que se estima en 128 millones de hectáreas afectadas a lo largo del territorio por la degradación de suelos, representando poco más de 48 millones de mexicanos.
Ante dicha situación, se tiene estimada la participación del gobierno mexicano en la próxima Onceava Conferencia de las Partes de la Convención de la Lucha contra la Desertificación (COP11), en Namibia, del 16 al 27 de septiembre de este año, siendo la Comisión Nacional Forestal (Conafor) el organismo que coordinará la postura oficial al respecto.
En comunicado de prensa se informó que la delegación mexicana formará parte de las revisiones y promoverá el intercambio de los informes presentados por sus órganos, además de checar y aprobar un programa y presupuesto.
Se estima que de las 22 ciudades consideradas importantes por su número de habitantes y lo que representa su actividad económica, 17 de ellas están asentadas geográficamente en zonas semiáridas y áridas.
Las últimas estimaciones de la FAO indican que unas 12 hectáreas de tierra son transformadas en nuevos desiertos hechos por el hombre cada año y que un cuarto de la tierra agrícola está altamente degradada de alguna de forma irreversible.
Finalmente se indicó que la degradación de la tierra no tiene por qué amenazar nuestro futuro. Para romper la espiral descendente de la desertificación, pobreza e inseguridad de agua y alimentos en las tierras secas del mundo, es necesario integrar los temas de riesgo de escasez de agua y de sequía, en la agenda de desarrollo sustentable en todos los niveles.
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