La producción de manzanas en México es una actividad agrícola de gran importancia, principalmente en el norte del país con grandes ganancias económicas; datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) de 2015, México ocupa el sitio 20 en el ranking de producción mundial de manzanas y el lugar 62 entre los países exportadores.
Según datos de la Financiera Nacional del Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la producción de manzana en México alcanza cerca de tres mil millones de pesos (MDP) (170 millones de dólares) anuales y la superficie destinada a este cultivo es de 62 mil hectáreas, principalmente en el norte del país. Ejemplo de ello es el estado de Coahuila que en 2012 produjo más de 36 mil toneladas de manzana, 9.8 por ciento de la participación total, con un valor de 387 MDP (21.5 millones de dólares).
Sin embargo todas estas cifras están por sufrir grandes cambios, ello debido a la presencia del cambio climático, que empieza a jugar un papel fundamental en la producción de manzanas cada año, debido a la necesidad del fruto de clima frío para desarrollarse. Sin embargo, en la Sierra de Arteaga, Coahuila —zona de alta producción de manzana—, desde hace años se han observado mutaciones de manzana, este fenómeno se ha dado de manera natural.
De acuerdo a Raúl Rodríguez Herrera, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec), «en la Sierra de Arteaga se siembra más de 80 por ciento de las manzanas de la región, con una sola variedad, la Golden Delicious. Este tipo de manzana se denomina tardía porque requiere tener una floración uniforme entre 900 y mil 200 unidades frío (UF)».
Sin embargo, Rodríguez Herrera comentó que desde hace años se observaron en la región algunas mutaciones de manzana, «no es nuevo en la región de la Sierra de Arteaga, desde los años setenta se detectaron aquí en la región algunos mutantes de manzana, los mutantes Aguanueva I y II que identificó en 1978 y 1979 el ingeniero Agustín Rumayor de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN)».
A pesar de que el fenómeno no es nuevo, en los últimos años ha aumentado la incidencia de mutaciones en los manzanos. Existen características muy específicas por las que se les considera mutaciones a ciertas manzanas, al respecto la maestra en ciencias Mayra Alejandra Escobar Saucedo, quien trabajó en el tema desde 2009 hasta 2012, explicó que «les decimos mutaciones porque la adaptación del manzano se dio de manera espontánea, no hubo modificación por parte del hombre en esto, el árbol solo se adaptó a la falta de frío que hay en la región y logró producir manzanas mucho antes de temporada; para que se diera esta adaptación tuvo que haber un cambio genético».
Los productores de manzana comenzaron a notar diferencias entre estos manzanos y el resto, la investigadora indicó que «los árboles necesitan frío para salir de la dormancia y estos manzanos comenzaron a florecer y a sacar su fruto antes de temporada, pero no fue el manzano completo, solamente fue una rama, los agricultores observaron que una rama floreció antes de tiempo y con los años vieron que varios manzanos hicieron lo mismo y comenzaron a adaptarse a la falta de frío».
Escobar Saucedo agregó que los nuevos frutos se adaptaron muy bien y surgían con buena calidad, «a simple vista una mutante es igual que una manzana normal, actualmente hay manzanos mutantes que florecen cuatro veces antes que un manzano normal».
Al ver que estas ramas florecían antes, los productores de manera empírica comenzaron a realizar injertos de los cuales surgieron manzanos mutantes completos, sobre esto el investigador explicó: «De esa rama mutante, (el productor) toma pequeños segmentos y los injerta en otros árboles y así lo va propagando y obteniendo nuevos manzanos».
Incluso, agrega el investigador, los productores le dan nombres regionales a estos nuevos manzanos por diversas razones, «generalmente les dan nombres regionales, por ejemplo, alguno lo llaman «Verde» porque la manzana es más verde que la Golden Delicious que es dorada; otra, por ejemplo, le llaman «Vigas» por la localidad en donde se encontró, o bien a otros le dan el nombre del dueño de la huerta o de la persona que la identificó».
La investigación indicó que no había diferencia en calidad del fruto; sin embargo, había diferencias genéticas y detalló que «lo que encontramos es que sí, a pesar que sean frutos del mismo parentesco, sí hay diferencias en posiciones de bandas moleculares, entonces entre los genotipos que analizamos sí son diferentes y únicos cada uno de ellos».
Los investigadores esperaban encontrar duplicados o similitudes entre los distintos mutantes; sin embargo, encontraron diferencias notables. “Además de todos los estudios químicos y bioquímicos que les pudimos hacer a los frutos de las manzanas, vimos algo muy interesante, que las mutaciones que nosotros evaluamos no eran duplicadas, todas eran diferentes. Esto está muy bien, porque al menos de las trece mutaciones que nosotros evaluamos, significa que los productores tienen trece cartas más que jugar en su actividad por los cambios climáticos”, aclaró el doctor Rodríguez Herrera.
Respecto a los posibles factores que desencadenaron estas mutaciones, el investigador agregó que «son (mutaciones) de forma natural, indudablemente. Creo que el factor determinante de la mutación en estos casos se lo atribuyo más a la radiación ultravioleta en forma natural y que esos cambios a nivel de ADN están correlacionados en cierta forma con los requerimientos de frío que necesita el árbol para tener una floración completa».
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