Ana Herrera
Para generar un espacio de diálogo sobre los movimientos sociales y las políticas públicas que se requieren para enfrentar la crisis alimenticia, se llevó a cabo en la Ciudad de México el “Encuentro Internacional de Economía Campesina y Agroecología en América”.
Como parte de la celebración de los 20 años de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), Fernando Soto Baquero, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, habló sobre la gran paradoja que existe en la actualidad sobre la crisis alimenticia en el mundo y destacó que a pesar de que en los últimos 70 años la producción de alimentos se ha incrementado 40%, el hambre y la desnutrición afectan a 800 millones de personas.
Soto Baquero también precisó que 7 de las 45 millones de personas que padecen hambre en la región de América, se encuentran en México. Asimismo, destacó la vulnerabilidad de la región de Mesoamérica específicamente para el año 2050, cuando la producción de alimentos requiera de un incremento de 60% para alimentar a los más de 9 mil millones de personas que habitarán un Planeta “con menos recursos, con menos suelos, con menos agua, con menos biodiversidad y en un contexto de Cambio Climático”, precisó.
A través de una revolución basada en la agricultura que necesita tener como base a los pequeños productores, Baquero señaló que el cambio en los modelos de producción debe ser a nivel mundial y de manera sustentable, como se ha llevado a cabo en Vietnam, país que actualmente es el tercer exportador líder de arroz.
Para llevar a cabo esta labor enfatizó en la importancia de la agroecología como una referencia que permita el desarrollo sustentable a través de un círculo virtuoso que incluya la producción de alimentos, el cuidado del Medio Ambiente, la protección a la biodiversidad y el rescate y valorización de los productos locales.
Tras reconocer a los productores, campesinos, pueblos originarios y pescadores como actores principales de la agroecología, hizo un llamado a los gobiernos, movimientos sociales, científicos, académicos y a la misma FAO para trabajar con este nuevo modelo que permitirá valorizar e impulsar la economía familiar campesina.
Finalmente, manifestó que la agroecología será un componente esencial dentro de la agenda de la ONU como parte de los objetivos de desarrollo sostenible para enfrentar la pobreza, el hambre y el Cambio Climático.
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