El proyecto europeo Decumanus encabezado por la empresa tecnológica Indra, y con participación de las compañías Eurosense, Geoville y Controlware, del Centro Aeroespacial de Alemania y las universidades Universidad Politécnica de Madrid y la University of the West of England en Bristal, ha completado el desarrollo de servicios analíticos de nueva generación basados fundamentalmente en imágenes de satélite y destinados a mejorar la calidad de vida y mitigar los efectos del cambio climático en las ciudades.
Lo que permite tener una nueva herramienta que aporta datos con un grado de detalle sin precedentes sobre eficiencia energética, clima urbano, calidad del aire, impacto en la salud, calidad del agua, o uso del suelo en zonas urbanas
Dicha herramienta combina el uso de tecnologías de Observación de la Tierra, imágenes de satélite, Internet de las Cosas, Big Data y Data Analytics para ofrecer 90 indicadores urbanos sobre distintas variables.
Esta tecnología permite a gobiernos, empresas y ciudadanos acceder a esta información y aprovechar la inteligencia que aporta un sistema que coadyuva a detectar por ejemplo edificios con baja eficiencia energética, calcular el coste y ahorro que supondría su rehabilitación; detectar las zonas con peor calidad del aire o las que registran temperaturas más elevadas, conocer las causas y estudiar soluciones; identificar potenciales problemas de salud relacionados con aspectos climáticos o de calidad del aire; conocer los servicios de los que se beneficia cada barrio y si la conectividad de unas zonas con otra es la adecuada; o monitorizar los cambios en la población para saber si las infraestructuras y servicios con los que cuentan son los adecuados.
La explotación inteligente de todos los datos permite conocer la evolución de parámetros medioambientales y de calidad de vida en cada barrio, calle y edificio de una ciudad. Este grado de detalle podría ayudar a los gobiernos a cumplir con sus respectivas legislaciones relativas a la mitigación y adaptación del cambio climático, ayudándoles en el diseño de políticas eficaces.
Además, permite realizar simulaciones para conocer los efectos que implica la puesta en marcha de una política o medida concreta. De este modo, pueden cuantificar su efecto, informar al ciudadano y concienciarle de la necesidad de implementarla.
Cabe mencionar que para mitigar sus efectos, las ciudades deben reducir las emisiones de CO2, mejorar su eficiencia energética, monitorizar la calidad del aire e introducir políticas que les permitan ser más sostenibles y garantizar el bienestar de sus ciudadanos.
El proyecto Decumanus entre sus trabajos se pueden dividir en siete grupos, permitiendo al usuario acceder a la información básica o avanzada en función de sus necesidades:
Clima urbano: ofrecen datos sobre precipitación, temperatura, olas de calor, viento o confort térmico, entre otros aspectos.
Calidad del aire: se pueden monitorizar los niveles de dióxido de sulfuro (SO2), Dióxido de Nitrógeno (NO2), Monóxido de Nitrógeno, Ozono o partículas de materia en suspensión.
Impacto en la salud del ciudadano: aportan información sobre potenciales efectos sobre la salud de cambios en indicadores climáticos o de calidad del aire. .
Control de la eficiencia energética: permite identificar los edificios que pierden calor, las zonas en las que se emiten más luz o se consume más energía. Cruzando estos datos con los de las características de los inmuebles se pueden determinar las causas, calcular los costes que implica su reforma, los ahorros que arroja y la revalorización de la zona e inmuebles.
Uso del suelo: aporta datos sobre la distribución de edificios, zonas verdes, localización de árboles, etc.
Impacto sobre la población: analiza cómo afectaría a las distintas áreas de la ciudad eventos como inundaciones o aumentos en el nivel del mar.
Calidad del agua: ofrece datos sobre temperatura de la superficie, presencia de hidrocarburos, turbidez, cantidad de materia orgánica o clorofila de láminas de aguas en entornos urbanos.
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