Si bien reciclar es una pieza clave para avanzar en el camino hacia la sostenibilidad, esta práctica es parte del modelo circular que abarca también reutilización, reparación, renovación y la reducción del consumo de recursos.
El avance del cambio climático urge a realizar acciones que reduzcan el impacto y deterioro que como humanidad hemos generado en el planeta y, en ese contexto, el reciclaje juega un papel fundamental para lograrlo, sobre todo a nivel de las empresas, ya que éstas son las fuentes de mayor contaminación debido a los elementos que desechan.
Este escenario convierte al reciclaje, cuyo día mundial se conmemora cada 17 de mayo, en un eslabón clave para las empresas que quieren avanzar en el camino de la sostenibilidad, y que cada vez más se van adaptando para cumplir este objetivo y, en especial, sus cadenas de suministro. Y, al mismo tiempo, representa la oportunidad para valorar una de las prácticas más reconocidas dentro de la economía circular, que tiene la misión de adecuar sus procesos para convertir residuos como papel, cartón, plásticos, vidrio, metales y algunos tipos de electrónicos en nuevos productos.
“El reciclaje no solo es una responsabilidad ambiental, sino también una oportunidad estratégica para las empresas, ya que al adoptar prácticas de reciclaje inteligentes y sostenibles, pueden fortalecer su posición en el mercado y contribuir positivamente al bienestar del planeta”, señaló Cristian Bustos, CEO de Beeok, solución tecnológica para la sostenibilidad en huella carbono, gestión de residuos, requisitos legales e indicadores ESG.
Aunque Latinoamérica, las cifras evidencian que la región recicla cerca del 4.5% de estos residuos derivados de la generación de residuos sólidos urbanos, éstos llegan a 541.000 toneladas diarias, con un notable déficit en infraestructuras y políticas de gestión adecuada.
En México, donde se generan alrededor de 44 millones de toneladas de residuos al año, solo el 9% de estos residuos se recicla, lo cual resalta la necesidad de fortalecer las políticas de reciclaje y gestión de residuos. En tanto, Perú recicla apenas el 2% de los 7 millones de toneladas de residuos que produce anualmente, subrayando un área crítica de desarrollo para su economía circular.
Colombia, con cerca de 12 millones de toneladas anuales de residuos, ha logrado avanzar en la integración de prácticas de reciclaje, llegando a reciclar aproximadamente el 17% de sus residuos, mientras que en Chile, que generan más de 17 millones de toneladas de residuos al año, el índice de reciclaje alcanza cerca del 10%, un reflejo de esfuerzos gubernamentales e iniciativas privadas para impulsar una gestión de residuos más eficiente.
Economía Circular: La gran articuladora
Aquí es donde entra en juego la economía circular, engranaje articulador clave para que todo esto funcione, ya que es un modelo de producción y consumo que implica otros eslabones que se suman al reciclaje como reutilización, reparación, renovación y la reducción del consumo de recursos, materiales y otros productos existentes, todas las veces que sea posible para crear un valor añadido.
Para lograr la reducción de la huella ambiental y descarbonización en todos los aspectos de los procesos productivos, estas estrategias no solo alargan la vida útil de los productos, sino que también disminuyen la presión sobre nuestros sistemas de disposición de residuos y recursos naturales.
Por ejemplo, las políticas que promueven la reparación y reutilización, pueden transformar significativamente el panorama de los residuos en nuestras ciudades, reduciendo la cantidad de desechos que terminan en vertederos y fomentando una cultura de consumo responsable.
Adicionalmente, la implementación de normativas que obliguen a las empresas al diseño de productos con criterios de “cero residuos” puede ser un cambio de juego, haciendo que la sostenibilidad sea una norma en lugar de una opción.
El compromiso con un enfoque más holístico en la gestión de residuos y recursos puede marcar la diferencia en nuestra lucha contra los problemas ambientales globales, ofreciendo soluciones sostenibles que beneficien tanto a nuestra sociedad como al planeta.
“La economía circular no sólo es una oportunidad para ser más rentables, sino también una forma de hacer una diferencia positiva en el mundo. Al convertir desechos en recursos y ofrecer soluciones sostenibles, estos negocios pueden ser motores de cambio en la transición hacia una economía circular y regenerativa», enfatizó el experto en medioambiente.
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