Una tierra degradada es aquello en donde se aprecia un paisaje que se calienta con el ardiente sol, en el que casi nada crece. El suelo está compactada y completamente seca, los escasos pastos están invadidos con maleza, y completamente en silencio, no hay sonido del ganado que antes pastaba por aquí o de la vida silvestre que habitaba antes. Después de años de deforestación sin supervisión y de pastoreo intensivo, esta tierra severamente degradada ahora provee pocos beneficios ambientales y ya no es productiva para las comunidades que dependían de ella.
Un nuevo reporte muestra que devolver vida a estos paisajes dañados a través de la restauración del paisaje puede generar miles de millones de dólares en ganancias para los agricultores, inversionistas y la sociedad. Ello fue detallado en el nuevo reporte del World Resources Institute (WRI), El Caso Económico para la restauración del Paisaje de América Latina, halló que restaurar 20 millones de hectáreas (49 millones de acres) de tierras degradadas en el continente al sembrar árboles y mejorar las prácticas de agricultura podría redituar 23 mil millones de dólares en beneficios netos durante 50 años, un valor aproximadamente equivalente al 10 por ciento de las exportaciones anuales de alimentos en la región. Eso equivale un promedio de 1,140 dólares por hectárea.
Esta investigación a cargo de Luciana Gallardo Lomelí y James Anderson, integrantes del World Resources Institute soslaya que con cerca de 650 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas en América Latina y el Caribe (un área del doble de tamaño de Argentina) es esencial que la región aproveche la oportunidad económica de restauración a gran escala.
Dieciocho países latinoamericanos, así como varios estados brasileños y proyectos privados ya han comprometido más de 50 millones de hectáreas para la restauración a través de alianzas como la Iniciativa 20×20 y el Reto Bonn. Los inversionistas han destinado más de dos mil millones de dólares para invertir proyectos de restauración productiva.
El sector privado, desde agricultores hasta inversionistas, espera ver retornos financieros por los incrementos en la productividad agrícola, productos forestales, ecoturismo y secuestro de carbón.
Sin embargo, los dueños de las tierras e inversionistas necesitan más que solo modelos económicos para justificar las grandes apuestas financieras — ellos quieren conocer ejemplos en los que la restauración ha sido exitosa y en los que se hayan obtenido ganancias. Al respecto se detalló el caso de restauración que se llama: Cultivar Dinero en los Árboles en Nicaragua. En donde destaca el trabajo en la agroforestería que es otro método que permite que los agricultores aprovechen los beneficios de la restauración, en esta ocasión al integrar árboles a los sistemas de cultivo en donde éstos pueden proveer sombra y nutrir la tierra.
En Nicaragua, los inversionistas y agricultores comenzaron un proyecto a través de Nicafrance, en el cual se restauran bosques de alto valor alrededor de las plantaciones de café. Los bosques no solamente proporcionan sombra al café, sino que también pueden actuar como un promotor económico, ya que cuando los precios del café son bajos, la venta de madera puede lograr compensar la disminución en ingresos.
De esta manera estas tierras restauradas pueden generar en promedio unos 417 dólares adicionales por hectárea en valor presente neto por productos forestales maderables y no maderables. El ecoturismo, mientras tanto, puede valer en promedio hasta 161 dólares por hectárea en valor presente neto.
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