Se dio a conocer que el investigador Santiago Zaragoza Caballero, del Departamento de Zoología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), descubrió un nuevo género de luciérnagas denominado Paracratomporphus, en ejemplares provenientes de Chipinque, Nuevo León en el norte del país. Además, recientemente describió como nueva especie a Macrolampis palaciosi, originaria de Nanacamilpa, Tlaxcala a unas cuatro horas de la Ciudad de México.
Paracratomporphus se suma a los 22 géneros que se distribuyen en México. De esta forma el número de especies registradas en el territorio nacional asciende a 164, de las cuales 84 son endémicas.
El científico explicó que a pesar de su brillo, esta familia de coleópteros –orden de insectos que contiene más especies que cualquier otro en todo el reino animal– ha sido poco estudiada.
Quizá por eso, como resultado de su primera visita al Parque Recreativo Cruz Pesada, a unos kilómetros de Nanacamilpa, el universitario recolectó a Macrolampis palaciosi y detectó que algunas de sus características morfológicas no encajaban con ninguna de las especies conocidas. La principal variación está en la talla, tanto de los machos como de las hembras.
La UNAM informó en comunicado de prensa que las luciérnagas son escarabajos de hábitos diurnos o nocturnos, de la familia de los lampíridos. En el mundo hay unas dos mil especies. En México comenzaron a ser estudiadas entre 1880 y 1884, entonces se describieron alrededor de 19 especies y hasta 1950 ése era el número conocido.
De entonces a la fecha, el conocimiento se ha incrementado; de la familia Lampyridae, y el integrante de la UNAM ha descrito 61 especies y otros dos géneros nuevos (Aspisomoides y Pyropygodes).
En nuestro país no sólo se registra un endemismo importante, sino que hay especies que sólo pueden encontrarse en sitios específicos, como San Buenaventura, Jalisco, localidad con menos de 200 habitantes, única para Photinus (Paraphotinus) anisodrilus.
Su ciclo de vida, igual al de la mayoría de los escarabajos, consta de cuatro etapas: huevecillo, larva, pupa y adulto. En esta última fase, algunos especímenes, sobre todo los machos, ya no se alimentan. Alcanzan la madurez sexual únicamente para reproducirse y en ese ciclo duran pocos días, alrededor de 15.
Las luciérnagas reciben su nombre de la capacidad que tienen para generar luz fría; emiten señales luminosas con cierta frecuencia o longitud de onda para reconocerse entre sí, pero también las hay sin “lamparita”.
El científico señaló el interés de las autoridades de Tlaxcala por conservar el espectáculo natural de las luciérnagas en Nanacamilpa, mediante el fomento del ecoturismo. Asimismo, resaltó la necesidad de que la Universidad participe de manera más activa para, incluso, trazar rutas de desplazamiento de los visitantes dentro del Parque Recreativo Cruz Pesada; en éste se debe tener cuidado extremo, pues “mucha gente coloca sus vehículos de frente con los faros encendidos para tratar de ver a los animalitos y no permiten apreciar el fenómeno”.
Tlaxcala, junto con entidades como Querétaro, Guanajuato, Baja California y Zacatecas, son sitios donde prácticamente no se ha analizado la fauna de insectos, así que “hay mucho trabajo por hacer”, finalizó.
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