En el Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul, México se une al llamado a la acción de la ONU para combatir la contaminación atmosférica.
Ante este desafío, es importante la participación de los diferentes actores
La Secretaría trabaja en coordinación con los gobiernos locales para brindarles apoyo técnico en la implementación y seguimiento de su Proaire, así como en la operación de sus sistemas de monitoreo.
Con el propósito de unirse al llamado conjunto de la Asamblea General de las Naciones Unidas de «Aire Limpio para todas y todos», el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, en coordinación con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), conmemoraron el primer Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.
En dicho acto participaron la Comisión Ambiental de la Megalópolis y representantes del sector salud, la academia, organizaciones de la sociedad civil y de la industria.
El subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de la Semarnat, Julio Trujillo Segura, señaló que la Secretaría tiene como prioridad trabajar desde territorio e integrar el bienestar social como criterio fundamental de su política, ya que la protección y conservación del medio ambiente son condiciones para asegurar la erradicación de la pobreza, la reducción de la desigualdad y el logro del bienestar para las comunidades.
En este sentido, la dependencia federal impulsa los programas de reducción de emisiones contaminantes, mejor conocidos como Proaires y, adicionalmente, ha establecido una agenda de transiciones ambientales basada en 7 ejes, entre los que se contemplan acciones concretas para mejorar la calidad del aire en el país.
Trujillo Segura enfatizó que es de suma importancia fortalecer y ampliar el papel de los gobiernos estatales y municipales para poder afrontar los crecientes desafíos en las respectivas demarcaciones, por lo cual la Federación les brinda apoyo técnico en la implementación de sus Proaire, así como en el establecimiento y operación de sus sistemas de monitoreo.
También destacó la importancia de la participación de la sociedad civil, la academia, la industria, los organismos internacionales y los gobiernos para que la reducción de emisiones se concrete, el aire se regenere y el cielo azul sea la constante.
Por su parte, Dolores Barrientos, representante del PNUMA México, dijo que uno de los principales mensajes que debemos entender con este acto conmemorativo es que la contaminación del aire “no tiene que formar parte ni de nuestro presente ni de nuestro futuro”, ya que a nivel global se conocen las soluciones para contrarrestar esta problemática y sólo tienen que aplicarse a través de políticas públicas que garanticen su cumplimiento.
Informó que a través de la campaña global “Respira la vida”, coordinada por el PNUMA y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se busca cambiar patrones de vida y reducir la contaminación atmosférica a nivel regional, estatal y nacional. En México, precisó, la Semarnat, 9 estados, 13 municipios, 4 empresas y una ONG se han adherido a la misma y trabajan en la elaboración de compromisos específicos.
Tanto Dolores Barrientos, como Federico Vázquez Calero, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), coincidieron en que la contaminación atmosférica es uno de los principales retos ambientales para lograr la salud y el bienestar de las poblaciones.
Más del 99% de la población mundial padece esta problemática que cada año causa la muerte prematura de cerca de 7 millones de personas por enfermedades que van desde derrames cerebrales, problemas cardíacos, pulmonares, cáncer de pulmón y respiratorias agudas, siendo las mujeres, los niños y los adultos mayores los más vulnerables.
Amparo Martínez Arroyo, directora general del INECC, se refirió a los impactos de la contaminación atmosférica vinculados con el cambio climático. Explicó que no todos los contaminantes del aire tienen el mismo efecto. Mencionó como ejemplo los aerosoles, que en general causan enfriamiento y pueden cambiar la cantidad de energía solar reflejada desde la Tierra. Precisó que algunos otros absorben la mayor parte de la luz solar que llega a la Tierra, provocando calentamiento. De acuerdo con estudios los aerosoles sólo pueden enfriar la mitad del calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero.
Agregó que los contaminantes climáticos de vida corta impactan directamente en la salud humana y en los ecosistemas y representan una oportunidad para frenar en el corto plazo tanto la contaminación como el calentamiento.
“En la medida que el mundo analiza cómo recuperarse del COVID-19, nos damos cuenta de que existe una oportunidad única para reconstruir mejor abordando la contaminación del aire entre las prioridades climáticas, de salud y de desarrollo. En el aire se reflejan todas nuestras actividades y también las zonas de inequidad. El fortalecimiento del monitoreo atmosférico en nuestro país es fundamental y tenemos que impulsarlo, así como una cultura sobre el clima y la calidad del aire”, sostuvo.
De igual forma, Víctor Hugo Páramo, coordinador ejecutivo de la CAMe, comentó que en el contexto de las lecciones que nos dejó la pandemia por COVID-19 se deben redoblar esfuerzos para mejorar la calidad del aire y aprovechar la oportunidad para impulsar y acelerar cambios que reduzcan emisiones, entre los que mencionó:
Incrementar la infraestructura peatonal y ciclista; acelerar la introducción de vehículos eléctricos en el transporte público y las motocicletas; fomentar el transporte público con carriles dedicados, pago con tarjeta y sanitización de vehículos y estaciones, y preferir siempre que sea posible el teletrabajo, así como compras y trámites en línea.
Por parte de la academia, la directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, Telma Castro, destacó que para lograr cielos azules y limpios es necesario definir una estrategia que permita reducir el impacto de la actividad humana, la cual se ha apropiado de dos terceras partes de la productividad primaria neta del orbe, mientras que en las grandes ciudades se consume en promedio 100 veces más energía de la que demanda nuestro metabolismo, con base en combustibles fósiles y en beneficio de un reducido sector de la población.
Explicó que esto ha generado una desmedida contaminación del aire, lo que llevó a registrar hasta cinco millones de muertes en el mundo por esta causa en 2017. Se estima que la contaminación en exteriores fue responsable de 8.11% de la mortalidad en la Ciudad de México, siendo las partículas el principal factor de riesgo, lo que derivó en el fallecimiento de 4,700 ciudadanos ese año.
Adrián Fernández, director de la Iniciativa Climática de México, señaló que los grupos de la sociedad civil juegan un papel importantísimo en la concientización de grupos amplios en la población: “Llevan a cabo encuestas que generan información valiosa, y de manera muy importante, juegan un papel de contrapeso de los intereses económicos particulares; en ocasiones frenan el avance de los esfuerzos ambientales y de protección de la salud de la población. Somos aliados naturales del gobierno”, puntualizó.
Por su parte, Juan Alberto Porras, representante de la Confederación de Cámaras Industriales de México, coincidió en que la contaminación atmosférica es un problema que se debe atacar desde distintos frentes, celebrando que en esta conmemoración se cuente con la participación de todos los sectores involucrados. Señaló que por parte de la industria han puesto especial énfasis en la autogeneración de energía eléctrica con energías limpias.
Finalmente, Ruy López Riadura, representante de la Secretaría de Salud, subrayó que por todo lo anterior, esta dependencia trabaja para restablecer el Programa Nacional de Salud Ambiental, a fin de hacer frente a la contaminación atmosférica que ha derivado en la muerte de hasta 15 mil personas al año por partículas de 2.5 micras en México, según datos recientes del Instituto Nacional de Salud Pública.
Aseveró que la contaminación ambiental es uno de los componentes de gran iniquidad, ya que la población de bajos recursos es la más afectada porque continúa recurriendo a combustibles orgánicos, como la leña y otros, los cuales propician índices de contaminación intradomiciliaria en perjuicio de su salud
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