Isela Ortega en su ánimo de buscar crecer su negocio personal (el yogurt Issana) le llevó a acercarse a la Universidad del Medio Ambiente (UMA), a través de su Programa de Emprendedores Ambientales (PEA) de la universidad, el cual, dice que dicho proyecto llegó a ella. “No lo busqué, el PEA llegó a mí; me invitaron a participar como productora local. De alguna manera, cuando estás dispuesta y estás esperando que algo suceda en tu vida, te llegan las cosas buenas, y esto tiene que ver mucho con soñar con ellas”.
Lo cual le permitió pasar de microempresaria a emprendedora, esto por medio de la UMA que le enseñó a visualizar el negocio a largo plazo. Aprendiendo a pensar como empresaria, comenta que fue la chispa que impulsa sus objetivos de una manera más concreta y a tomar mejores decisiones.
Se dio a conocer en comunicado de prensa que esta empresaria desde el año pasado empezó a vender sus productos lácteos en la Ciudad de México y ha sido necesario contratar a gente capacitada.
Situación que indicó en principio era un riesgo por la competencia del mercado, pero ahora piensa que vende más razonablemente. “La importancia de valorar nuestro trabajo nos ha dado la confianza para ingresar; ya pusimos el pie en la puerta, ya no me la cierran. Pusimos el pie, pero en la puerta grande”.
A mediados del año pasado entraron a uno de los restaurantes más importantes, a nivel mundial, un restaurante especializado en cocina mexicana de autor que ocupa el lugar 33 de la lista de los mejores restaurantes del mundo. Están presentes en otro en Polanco y Lomas de Virreyes. Una de las pretensiones es entrar a las tiendas y casas de la ciudad, en venta directa, como lo hacen en Valle de Bravo.
Dijo que “estoy por desarrollar un curso-presentación en las escuelas primarias y preescolares porque creo que hay que reeducar el paladar, he notado que el paladar está normalmente mal acostumbrado a los conservadores, el yogurt dicen los niños, sabe a leche de vaca… les cuesta trabajo saborear y gustar de estos sabores naturales, pero debemos reaprender a apreciar nuestros sabores ancestrales”.
Isela asegura que los productos que su empresa ofrece son muy importantes para la salud de las personas y no porque lo haya leído, sino porque los clientes lo dicen, lo sienten: “es que desde que toma el yogurt mi niño ya no se enferma o ha mejorado su digestión”. El jocoque, por ejemplo, es un producto proteínico que contribuye a la longevidad de las personas, según se conoce entre los pueblos del medio oriente. Los lácteos refuerzan la flora intestinal y el sistema inmunológico.
“Antes era un negocio casero, artesanal que quería ser grande, pero no sabía cómo crecer, hacia dónde. Ahora tengo muy claro lo grande que puede ser: creo que es un negocio que puede alcanzar las estrellas. Quiero que sea un negocio muy fuerte”. El año pasado se duplicaron sus ventas y por añadidura van cambiando los ingresos. Todavía no tengo visualizado en número hasta dónde pueda llegar”.
Comentarios Cerrados