Por: José Manuel López Castro, Luis E. Velasco Yépez
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La nanotecnología tiene relativamente poco tiempo. Hace dos décadas sólo eran unos cuantos especialistas quienes hablan de este apasionante desarrollo tecnológico. Ahora, la nanotecnología alcanzó al campo. En reciente videoconferencia, René Renato Balandrán Quintana, del CIAD en Hermosillo, Sonora, comentó que el potencial de la nanotecnología en la industria alimentaria se ubica en el desarrollo de nanoaditivos que impulsan nuevos ingredientes funcionales para obtener productos enriquecidos y de beneficio para el ser humano. Dijo que este potencial es amplio, ya que se pueden proteger cosechas del crecimiento de hongos y agentes patógenos que dificultan su crecimiento. En seguridad alimentaria, se trabaja en el desarrollo de nanosensores para la detección temprana de una posible contaminación o descomposición de alimentos y tomar acciones inmediatas que aseguren al consumidor un producto inocuo. En la agricultura, podría aplicarse en remediación de suelos, purificación de agua o desarrollo de nanosensores, que lleven el control de la calidad, incluso a control remoto.
Para conservar los alimentos se trabaja en el desarrollo de empaques adicionados con nanomateriales que garanticen una mayor vida de anaquel y sean amigables con el Medio Ambiente. Balandrán Quintana desarrolla una línea de investigación para encontrar alternativas de uso para las proteínas del salvado de trigo. La ciencia avanza en la creación de nuevos productos como los nanosprays que se rocían en un alimento para que reaccionen de manera específica para saber qué tipo de microorganismos se encuentran presentes y si éstos están activos biológicamente. La videoconferencia fue organizada por el Consejo Asesor de Difusión, Comunicación y Relaciones Públicas (CADI) del sistema de CPI-Conacyt en la sede del CIESAS-DF, con el apoyo técnico del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE).
SE EXTINGUE POBREZA Y HAMBRUNA, SEGÚN FCH
La pobreza extrema y el hambre en México, alcanza al 5.3 por ciento de la población, dijo el Presidente Felipe Calderón al hablar sobre los avances de las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio ante representantes de la Organización de Naciones Unidas. Entonces esto quiere decir que tenemos menos pobres y hambrientos que Estados Unidos. ¡Vamos! Estamos en jauja y bonanza. “Qué chulada de maíz prieto”. De acuerdo con el Mandatario, solamente existen 5 millones 936 mil pobretones y hambrientos. ¿Será posible que todos mexicanos estén equivocados? Si eso fuera cierto, entonces el Presidente tiene la razón. Sin embargo, sus cifras distan un poquito de las que dio a conocer en julio pasado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social que asegura que el porcentaje de pobres en extremo es de 10.4 por ciento, lo que equivale a 11.7 millones de mexicanos y las personas con carencia por acceso a la alimentación alcanza al 24 por ciento, algo así como 28 millones. Que quede constancia, que nosotros no contradecimos al Presidente, solamente recurrimos a las cifras que dio él y las que manejó el Coneval. Entonces, de acuerdo con estas dos cifras, alguien no dice la verdad. ¿Quién mentirá? Las cifras de las metas de los demás ODM, las comentaremos en otra ocasión.
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