Sustentabilidad

Urbe 2014

José Manuel López Castro
Luis E. Velasco Yépez

CAMPO Y DESARROLLO
El campo mexicano, donde aún vive habita una quinta parte de la población nacional, lejos del 3 por ciento que propugnaban los hacedores de las reformas al 27 Constitucional hace poco más de dos décadas, vive ahora una segunda era.

Se trata de obligar a las organizaciones político agrarias a que rindan cuentas de los recursos que les entrega el gobierno federal para apoyar la reactivación del agro con una vista más real de lo que demandan los mercados locales, nacionales y mundiales.

Es una consecuencia lógica de la primera modernización, surgida a raíz de las reformas al 27.

Además, necesaria, porque no es posible que, a más de 100 años de la Revolución Mexicana, una de cuyas causas fueron las injusticias que se tenían en el campo, aún la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu) negocie con organizaciones político agrarias acuerdos para terminar con los conflictos agrarios sobre tenencia de la tierra.

Los que conocen la historia agraria de México saben perfectamente que durante décadas la tierra sólo produjo votos y los campesinos estaban organizados para producir votos, no alimentos.

Esto habla de la grave politización del agro que prohijó hasta más de un centenar de organizaciones campesinas, dedicadas a promover líderes campesinos a puestos de representación popular más que a organizar a los productores y hacer fructificar la tierra y a resolver problemas de crédito y comercialización que era lo que pedían los labriegos, no promover alcaldes, legisladores o gobernadores.

La nueva era del campo se enfoca hacia la producción, por lo que los líderes tendrán que jugar ese nuevo rol, el único que les demanda la justicia rural.

EXTREMADAMENTE GRAVE LA CONTAMINACIÓN DEL DF
En el seno de la ONG, Poder del Consumidor, no se explican por qué el Grupo de Ciudades Líderes del Clima C40 otorgó el premio Calidad del Aire a la ciudad de México, si ésta está muy, pero lejos, no de tener, sino de mejorar el elemento que se respira. En la actualidad, el Distrito Federal se parece mucho a Pekín, pero no por su espectacular desarrollo en todos los sentidos, sino a los altísimos y graves índices de contaminación. Prueba fehaciente de lo anterior es que en lo que va del 2014, los 9 millones de habitantes de la ciudad de México no han tenido un solo día dentro de los límites permisibles de los índices de contaminación. Se han rebasado los topes máximos todos los días, especialmente en lo que se refiere a la polución por PM10 y ozono, afirma la ONG. La situación que se vive ahora se agravará en la temporada de estiaje, pues la experiencia enseñó que por el calor, los índices de contaminación se disparan, aún más, aunque suene a pleonasmo. El JGDF y su gente de ecología no tienen nada para vanagloriarse, sobre todo si se toma en cuenta que durante 2013, la ciudad de México solamente tuvo 3 días en que no se rebasaron los índices máximos permisibles. Claro, eso significa que ¡362 días! Respiramos aire de pésima calidad. Parodiando a José Sarukhán Kermez, diremos: De qué le sirve a Miguel Ángel Mancera Espinosa recibir premios internacionales de buena calidad del aire, si de todas formas, los capitalinos continuarán enfermándose y muriéndose por miles a causa de la excesiva y grave polución.

EMBELLECERÁ CAMELLONES
No obstante lo anterior, el jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera Espinosa, se encuentra harto preocupado por la ciudad de México, por lo que la semana pasada puso en marcha el Programa de Embellecimiento de Camellones; para que luzcan bonitos. Claro que la contaminación ambiental le importa un comino. Pero si se encuentra muy preocupado por embellecer los camellones para colocar a la capital a la altura de los planteamientos urbanísticos de ciudades altamente desarrolladas en el mundo, al comenzar a utilizarse aquí, el mulch, un derivado del triturado de residuos de podas o del retiro de árboles muertos. Según el gobernante, que en una primera etapa, serán atendidos los camellones distribuidos en 11 vialidades, de un total por cuidar equivalente a un millón 356 mil metros cuadrados, a los que se les pondrá mulch porque resulta que es una maravilla. Aseguró que ese material orgánico traerá mejoras urbanísticas en la capital, contribuirá de manera importante al cuidado del Medio Ambiente, y significará ahorros al gobierno de la ciudad en materia de cuidado de la imagen urbana. Las preguntas que se agolpan son, entre otras: ¿De quién será el negocito del mulch? ¿A quién querrá ayudar el JGDF? Porque resulta que solamente en la compra del mulch se invertirán entre 67’800,000 y 81’360,000 pesos. Sr. Mancera, lo que buena parte de los capitalinos quieren es un mejor, eficiente y suficiente transporte urbano de pasajeros, mayor movilidad de la ciudad, menos contaminación, marchas y plantones y mejor calidad del agua potable, entre muchísimas cosas más, no embellecer camellones y comprar mulch a precio muy alto.

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