Para la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), México enfrenta grandes desafíos en materia de gestión de agua, tal y como es atender las cuencas hidrológicas que padecen un grave estrés hídrico; la calidad de los ríos, lagos y acuíferos está disminuyendo; mientras que las inundaciones, sequías y huracanes son cada vez más frecuentes.
Estas son algunas de las senales de alarma que incluye el nuevo estudio de la OCDE “Hacer Posible la Reforma de la Gestión del Agua en México”. De acuerdo con este analisis, el aumento de la población mexicana aunado a los efectos del cambio climático hace aún más grave la situación,lo que transforma la gestión del agua en México en un asunto de seguridad nacional.
Sin embargo, la OCDE reconoció que México ha cumplido relativamente con los Objetivos de Desarrollo del Milenio concernientes al agua potable y el saneamiento, sin embargo este país deberá realizar mayores esfuerzos para asegurar que 40 millones de personas adicionales tengan acceso a estos servicios hacia el año 2030.
Pero, de acuerdo al Secretario general de la OCDE, Ángel Gurria, “México no puede darse el lujo de continuar con la situación actual, la Agenda del Agua 2030 ha dado un nuevo impulso para el cambio para diseñar e implementar políticas de efectivas, integrales y sostenibles. México debe otorgar una prioridad máxima a las políticas de gestión de agua, para aumentar la productividad y eficiencia en el manejo de este bien, así como alinearlas mejor, a nivel federal y de cuenca.
A pesar de los avances en este sector que registra México, todavía queda mucho por hacer: la implementación de las políticas es desigual; los Consejos Mexicanos de Cuenca todavía no operan completamente después de 20 años de existencia; el marco regulatorio para el abastecimiento de agua y saneamiento está fragmentado, lo cual complica la administración eficiente de los recursos hídricos.
Además, los subsidios a la electricidad para extraer agua de riego alientan un consumo de agua irresponsable y perjudican a los agricultores y las comunidades locales, quienes más sufren cuando el agua se agota. Estos subsidios ascendieron a 6,800 millones de pesos en 2010: nueve veces más que el financiamiento de infraestructura hidráulica. Esto refleja una incongruencia de políticas públicas, que implica, por una parte, altos costos económicos, sociales y ambientales, y por la otra, un desperdicio sistemático de las escasas aguas subterráneas, así como una contaminación de acuíferos.
De igual manera con el estudio Evaluaciones de la OCDE sobre el desempeño ambiental de México, se indica que el país ha puesto en marcha diversas acciones para atender las crecientes presiones ambientales e identifica políticas y prácticas rentables para potenciar estos esfuerzos.
Y que el reto de México es triple para impulsar su economía, mejorar el medio ambiente y brindar condiciones de vida dignas para todos sus ciudadanos. Según las estimaciones de instituciones mexicanas, la degradación ambiental y el agotamiento de recursos naturales costaron a México 7% de su PIB en 2010. No obstante, la combinación adecuada de políticas públicas puede fomentar el crecimiento verde e inclusivo”, afirmó el Secretario General de la OCDE, Angel Gurria.
Aunque la nueva Ley General de Cambio Climático en México establece como meta reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 50% para el año 2050 respecto a los niveles del 2000, las emisiones continúan creciendo y se requieren medidas de política adicionales, particularmente en el sector de transporte.
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