Marien Garza, Miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition, indicó que siempre me ha gustado estudiar al ser humano, de forma integral: cuerpo, mente y espíritu. Y hoy más que nunca, visualizarnos de manera holística es esencial.
Ya hemos platicado anteriormente, que la salud no solamente es ausencia de enfermedad, e incluso la OMS define claramente la salud mental, como un concepto de “estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad”.
El cansancio y la fatiga actualmente son una queja común entre niños, jóvenes y adultos. Y la fatiga mental, nos genera a todos presión, que repercute en todas las áreas bio-psico-socialmente. Comprender la naturaleza del agotamiento mental y físico, puede ayudar a generar métodos efectivos, para prevenir y tratar mejor la situación. Es por ello por lo que la historia, nos refiere a un término que no tiene traducción literal al español “Burnout”.
El término “burnout” se tomó de la industria aeroespacial, que significa agotamiento del carburante de un cohete, como resultado del calentamiento excesivo. Como síndrome clínico, fue descrito por primera vez por el psiquiatra Freudemberg (NY, 1974), quien observó, que después de un año trabajando, la mayoría de los voluntarios sufrían una pérdida gradual de energía hasta llegar al agotamiento, además de síntomas de depresión y ansiedad.
Es un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal.
Existen múltiples recomendaciones para poder trabajar el síndrome de burnout y poder superarlo. A continuación, quiero mencionar algunas de ellas:
Nutrir nuestro cerebro: Una alimentación que ayude a impulsar la actividad cerebral, puede contribuir a sus funciones de corto y largo plazo. Los alimentos que pueden favorecer la actividad cerebral suelen contener uno o más de estos nutrimentos:
Antioxidantes (flavonoides o vitamina E)
Complejo B
Grasas saludables (ácidos grasos omega).
Hacer ejercicio: Hacer ejercicios cardiovasculares con regularidad, estimula la circulación sanguínea al cerebro y a todo el cuerpo. El ejercicio, nos puede ayudar a aliviar el estrés y crear una sensación de bienestar. También experimentamos una mayor energía y productividad cuando lo hacemos parte de nuestra rutina.
Escuchar nuestros pensamientos: Estemos alerta a conectar con las emociones que sentimos, y busquemos ayuda ante cualquier patrón mental, que afecte nuestra vida cotidiana, ya que podría indicar alguna condición psicológica subyacente y tratable. Rodearnos de amor y pensamientos positivos es fundamental.
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