La seguridad alimentaria es un tema prioritario y que en México es abordado a partir de cuatro ejes: el acceso y uso de los alimentos, la disponibilidad, la estabilidad de la oferta y, el más importante, la malnutrición, un problema de salud pública concebido desde la obesidad y la desnutrición.
De ahí es se creó el Laboratorio de Análisis de Alimentos y Tecnología de Lácteos en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), espacio a cargo de la doctora Sara Esther Valdés Martínez, quien encabeza estudios de diferentes comestibles con la finalidad de detectar la adulteración y los posibles riesgos para los consumidores.
Esto ha dado como resultado múltiples investigaciones, una de las más importantes el convenio de colaboración con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia de la Ciudad de México (DIF CDMX).
A raíz de dicho pacto, los universitarios han analizado los insumos de los desayunos escolares otorgados por el DIF CDMX, los cuales se componen de leche, galletas, barras, fruta y fruta seca combinada con oleaginosas. El propósito primordial es asesorar a dicha institución para que ofrezca productos aptos para una dieta balanceada recomendada para niños en edad escolar, puesto que el desayuno tiene que cubrir la tercera parte de nutrimentos de la ingesta diaria.
En la búsqueda de este cometido, el grupo visita las plantas encargadas de elaborar los alimentos para verificar que cumplan con la norma 251 de la Secretaría de Salud, es decir, que el lugar esté limpio y que el personal, además de estar capacitado, realice buenas prácticas de manufactura.
Posterior a esto, los comestibles se examinan en el laboratorio a través de análisis microbiológicos, físico-químicos, toxicológicos, sensoriales y de contenido (evaluación del peso neto); con el fin de avalar la inocuidad de los mismos, los ingenieros en alimentos efectúan pruebas de mesófilos, patógenos, de hongos y levaduras como lo marcan las normas oficiales.
Otro de los procedimientos desarrollados es el análisis químico proximal, por medio del cual comprueban que los productos contengan los nutrimentos necesarios para los niños: proteínas, azúcares, carbohidratos, grasas, fibra, calcio y sodio son algunos de los elementos examinados. En el caso de la leche, también se revisa la cantidad de vitamina A, ya que en reemplazo de la grasa se adiciona esta sustancia. Asimismo, identifican la ausencia de aflatoxinas derivadas de los cereales.
La responsable del laboratorio explicó que las aflatoxinas son un tipo de toxinas producidas por hongos del género aspergillus que se producen en cultivos agrícolas. Por tanto, evalúan que los índices presentes en galletas y barras se encuentren por debajo de los niveles máximos permitidos, mientras que en la leche estudian la ausencia de la aflatoxina M1.
En términos generales y después del tiempo de colaboración, la investigadora señaló que los desayunos otorgados por parte del DIF CDMX poseen la mejor calidad, ya que son diseñados con base en las necesidades de niños con un rango de edad específico. En numerosos escenarios donde la escasez de recursos económicos es una realidad se convierte en la comida más importante para los infantes.
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