La cirugía cardiaca existe desde los años 50 y desde entonces la operación a corazón abierto ha sido una opción terapéutica para tratar patologías del corazón altamente relacionadas a la obesidad, como la obstrucción arterial coronaria.
Cabe mencionar que en esta enfermedad, las arterias que están propiamente en el corazón presentan dificultad para irrigar sangre al músculo cardíaco, debido a la presencia de grandes depósitos de grasa, lo cual provoca que sea común pensar en largas recuperaciones cuando se habla de este tipo de operaciones. Aunado a pensar en aparatosas cicatrices en el pecho.
Al respecto, Mahesh Ramchandani, jefe Interino de Cirugía Cardíaca del Hospital Metodista de Houston, dijo que «esto está empezando a ser parte del pasado, desde que hace 10 años un pequeño grupo de cirujanos en todo el mundo empezó a practicar y afinar procedimientos para hacer realidad un sueño: la cirugía cardiaca mínimamente invasiva, creada para acceder específicamente al área del corazón que presenta daños».
Por ello, se informó en comunicado de prensa que tras los altos índices de sobrepeso registrados en el país durante los últimos años, la cirugía cardiaca mínimamente invasiva viene a mejorar las expectativas post operatorias de pacientes cardíacos de obesidad, los cuales son menos tolerantes a una operación a corazón abierto, menciona el doctor Ramchandani. Otro campo beneficiado con esta técnica es la reparación o reemplazo de la válvula aórtica, que conecta al corazón con la aorta para controlar el bombeo de sangre hacia el organismo.
Se detalló que una operación mínimamente invasiva se puede describir como el reemplazo de la válvula aórtica: “La mayoría de los pacientes que requieren reparación o reemplazo de la válvula aórtica tienen que someterse a la operación con esternón abierto, incluso en estos tiempos. En este caso el cirujano ve el corazón completo, los vasos sanguíneos; ve todo. Y la válvula se encuentra nada más en una pequeña área, siendo totalmente innecesario ese corte en el área torácica de 20 centímetros”, explicó el especialista.
Esta práctica requiere de un equipo multidisciplinario que incluye máquinas de ecocardiogramas, robots y escáneres que le muestran al cirujano el ángulo exacto donde se encuentra la válvula aórtica. Estas máquinas también guían al cirujano en el momento en que está manipulando internamente el corazón por medio de mínimas incisiones de máximo cinco centímetros. Por otra parte, no es necesario detener el corazón en esta cirugía mínimamente invasiva, ni perforar hueso como se estilaba antes.
Ramchandani enfatiza la importancia de mantener un estilo de vida saludable. Si bien es cierto que muchas patologías cardiacas mantienen un factor de incidencia congénita también es importante recordar que el consumo excesivo de grasas es totalmente dependiente de un factor de concientización.
“El mensaje de la salud pública es relevante. Es necesario que la gente entienda que hay muchas cosas que pueden hacer por sí mismos, mientras que nosotros los cirujanos entramos en contacto con el paciente cuando está en etapa avanzada”.
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