De acuerdo a Samuel Alberto García Castrejón, médico especialista en medicina del deporte y asesor científico GSSI México comentó que desde hace años las bebidas energetizantes, o energéticas, han obtenido mayor popularidad entre los jóvenes y más aún entre aquellos que llegan a realizar deportes individuales y de conjunto.
Ya que se promueve que estas bebidas se promueven como estimulantes de la atención, del rendimiento y de la resistencia, pero muchas veces se confunden con las “bebidas deportivas” y se cree que tienen los mismos beneficios, pero su contenido dista mucho para considerarlas como tal.
Se dio a conocer que algunas bebidas deportivas contienen carbohidratos en un 6-8%, incluyendo glucosa, fructuosa, sacarosa o incluso polisacáridos de utilización rápida como la maltodextrina; además, contienen electrolitos como sodio y potasio para mantener el equilibrio hidroelectrolítico.
Por otro lado, las bebidas energetizantes contienen cafeína, vitaminas, guaraná, gingsen, taurina (dependiendo de la marca) y una mayor cantidad de carbohidratos (por ejemplo 9-10%) que las bebidas deportivas. Una taza convencional de café de 150 mL (5 onzas) contiene cafeína en rangos de 60 a 100 mg. La mayoría de las bebidas energetizantes llegan a contener de 47 a 80 mg por 240 mL (8 onzas), existiendo incluso presentaciones concentradas con cantidades de cafeína hasta de 207 mg por 60 mL (2 onzas).
Las bebidas energetizantes llegan a tener hasta 140 calorías por 240 mL (8 onzas) mientras que las bebidas deportivas aportan aproximadamente 50 kcal por 240 mL (8 onzas). Desafortunadamente las sustancias contenidas en las bebidas energetizantes no se encuentran estandarizadas, las cantidades varían entre marcas y en algunas es difícil determinar las dosis de cafeína que se está consumiendo porque no se cuantifica la que proviene del guaraná.
En estudios recientes se ha encontrado que al mezclar las bebidas energetizantes con alcohol, se reduce la percepción de los efectos de la intoxicación por alcohol, lo cual es más peligroso al propiciar un mayor consumo de alcohol, aumentando así los riesgos para la salud.
Los efectos adversos reportados por el consumo de bebidas energetizantes se asocian principalmente con reacciones a la cafeína (por ejemplo: ansiedad, náuseas). La organización que regula a los alimentos y medicamentos en Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) ha recibido reportes de eventos adversos por el consumo de estas bebidas. En un informe del 1º de enero de 2004 al 23 de octubre de 2012, se reportó que los síntomas adversos iban desde aquellos no serios como naúseas, vómito, ansiedad y enrojecimiento de la cara; hasta efectos adversos serios como insuficiencia renal, convulsiones, arritmias o incluso la muerte.
Es de suma importancia comentar que aunque se recomienda que la dosis de cafeína consumida no exceda los 300 mg al día, no existe una dosis específica para la presencia de síntomas debido a que cada individuo tiene diferente susceptibilidad a los efectos de la cafeína, aunque sí existe mayor riesgo al consumir dosis altas de cafeína.(1, 4, 7) De la misma forma, con la taurina, se recomienda no exceder los 3 g al día, aunque no se ha podido demostrar la dosis específica con la cual aparecen síntomas de efectos neurotóxicos, ya que existen reportes de consumo entre 150 mg y hasta 7 g en un día, sin mostrar efectos secundarios mayores y reproducibles.
Finalmente, debido a que la cafeína en altas dosis causa sensación de mayor estímulo y alerta, las personas que deciden consumir estas bebidas energetizantes pueden tener el riesgo de beber cada vez mayores cantidades, al desarrollarse una dependencia y tolerancia a dosis más altas de cafeína, por lo que incluso la Organización Mundial de la Salud incluye el diagnóstico de dependencia a la cafeína en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10).
Por lo tanto, aquellas personas que consumen gran cantidad de bebidas con cafeína como las energetizantes, pueden llegar a presentar síntomas del síndrome de abstinencia de la cafeína, como son dolor de cabeza, cansancio o fatiga, somnolencia, alteraciones del estado de ánimo como falta de satisfacción, tristeza, dificultad para concentrarse, reducción del desempeño cognitivo, depresión, irritabilidad, náuseas, vómito o malestar muscular, incluso después de un periodo de 12 a 24 h de la última dosis de cafeína.
En conclusión, es importante reconocer a aquellas personas que se encuentran con mayores riesgos de presentar estos efectos adversos como son aquellos con problemas cardiacos o trastornos de ansiedad, e incluso educar a los padres y atletas sobre el riesgo potencial asociado al consumo exagerado de estas bebidas.
Desafortunadamente no hay estudios clínicos controlados que puedan confirmar todos los efectos adversos que se presentan por el consumo de estas bebidas energetizantes, así como estudios que establezcan los beneficios en el rendimiento deportivo de la combinación de sustancias contenidas en estas bebidas, y por otro lado la mayor parte de los reportes vienen de estudios de casos clínicos y de laboratorio con uso de altas dosis de cafeína.
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