Para hacer frente a los efectos sociales de la exclusión que enfrentan los niños autistas, cuatro estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de Teziutlán, del estado de Puebla, desarrollaron un software interactivo para favorecer su desarrollo.
Alberto Ruiz Aburto, uno de los creadores del proyecto, comentó que “un color en el camino es una aplicación digital que se propone como una herramienta para el niño autista, con la que sus creadores buscan motivar su habla, conocer su entorno sin salir de casa y aprender a expresar sus emociones mediante pictogramas.
Añadió que “la diferencia con las aplicaciones convencionales que son utilizadas por otros niños en etapas preescolares, es que Un color en el camino está dedicada y pensada para atender específicamente las necesidades del niño autista, así como proporcionarle un ambiente de confort con cosas que ellos puedan manejar y tener control total, adaptado a sus conductas repetitivas. La app constará de un menú con cinco bloques educativos: animales, números, letras, emociones y entorno”
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160 niños tienen un trastorno del espectro autista. Según los estudios epidemiológicos realizados en los últimos 50 años, la prevalencia mundial de estos trastornos parece ir en aumento.
Estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, realizadas para México, muestran por su parte que en 2014 había alrededor de 40 mil niños diagnosticados con autismo, aunque se desconoce el número exacto de adultos con este padecimiento. Las investigaciones que se han realizado recientemente apuntan a que una intervención en edad temprana y en un entorno educativo apropiado, puede tener mejoras significativas para los niños con esta enfermedad.
Este trastorno afecta las habilidades de comunicación, sociabilización y empatía de la persona, comentó Liz Teresa Ramos Reyes, integrante de este equipo. “Uno de los grandes y mayores problemas de los niños autistas es comunicarse con su entorno, ya que en muchos casos la aparición del habla es tardía o nula. Un análisis de datos, que incluye 30 mil 145 casos, indicó que 9 por ciento de autistas nunca desarrollan el habla. De aquellos que sí lo consiguen, 43 por ciento comienza a hablar al final del primer año, 35 por ciento habla entre el primer y segundo año y 22 por ciento habla después del tercer año”.
Tan pronto se diagnostique el autismo, se deben iniciar los programas enfocados en el desarrollo de habilidades de comunicación, socialización y cognitivas para lograr su integración social, explicó Ramos Reyes.
“Para el desarrollo de esta aplicación, contamos con el apoyo de una trabajadora social del Centro de Atención Múltiple en Teziutlán, y con una maestra de preescolar que atiende a una niña que tiene autismo. En etapas anteriores del proyecto habíamos desarrollado algo, pero cuando nosotros estuvimos con la niña e interactuamos con ella y con la maestra nos cambió todo el panorama, porque no es como lo cuentan en los libros y en los artículos, eso nos hizo que volviéramos a desarrollar el programa, lo fundamentamos bien y es sobre eso que vamos trabajando”, relató la estudiante del Instituto Tecnológico Superior de Teziutlán.
El proyecto Un color en el camino fue desarrollado por Alberto Ruiz Aburto, José Valentín Ángulo Sánchez, Liz Teresa Ramos Reyes, Marco Antonio Aguilar Cortés y Javier Lozano Rodrigo.
El proyecto Un color en el camino, fue diseñado para ayudar a los menores con este trastorno en el neurodesarrollo, el cual se manifiesta por las dificultades de interacción social, y fue el ganador en el Reto “Salud Mental y Adicciones” del concurso Vive conCiencia 2016, organizado por 23 instituciones y coordinado por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
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