Beber de dos a tres litros de agua diarios, es lo que comúnmente recomiendan los especialistas a la población en general ya que este vital líquido ayuda a tener un correcto estado de hidratación, nutrición y salud; sin embargo, todo abuso es nocivo y para el agua no es la excepción.
La hiperhidratación, o también llamada potomanía, es la ingesta de agua en grandes cantidades y de forma compulsiva, convirtiéndose en una obsesión sin que exista una sensación de sed o por la negativa a consumir alimentos.
La coordinadora del área de nutrición de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), Vanessa Risoul Salas, explicó que una persona siempre debe tener un estado de líquidos normal a lo que se le conoce como euhidratación, cuando estos límites se superan llega un grado de hiperhidratación y que pone en riesgo la salud.
“Lo que pasa en este estado es que hay mucho líquido comparado con la cantidad de electrolitos o minerales que hay en la sangre, puede ocasionar que los valores de éstos bajen y tener síntomas parecidos a los de la deshidratación como fatiga, cansancio o dolor de cabeza”, mencionó.
Cuando una persona toma más de la medida establecida de agua al día, ésta deja de tener beneficios en el organismo, para convertirlos en serios problemas afectando principalmente la sangre y el corazón, debido a que la primera se diluye ya que hay más líquido que minerales y el organismo busca compensarlo, principalmente los riñones.
La nutrióloga recomendó dejar atrás el mito de “mientras más tomes agua, mejor” y así no hidratarse de más, debido a que este vital líquido no hace que se pierda peso ni grasa. En personas sedentarias, lo ideal son de dos a dos litros y medios, cuando se realiza actividad física por más de hora y media sugirió tomar bebidas isotónicas debido a los minerales que contiene como sodio, potasio y magnesio.
Un correcto nivel de hidratación ayuda a tener una termorregulación en los atletas, transporta los nutrientes en el cuerpo, mejora la circulación y la digestión, ayuda a que los riñones funcionen de manera correcta y la piel luzca sana.
Abundó que para los deportistas tampoco es recomendable tomar agua a libre demanda, existen procesos específicos para cada uno y determinar cuántos líquidos deben consumir, primero se mide el estado de hidratación por medio de la densidad de la orina y posteriormente se hace una tasa de sudoración después de la actividad física y determinar cuánto es lo que el atleta debe recuperar en agua, para que no haya un exceso ni una deficiencia.
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