De acuerdo a las Naciones Unidas, existen 350 millones de personas en el mundo que viven con diabetes y algunos no saben que la tienen; ello debido a que mantienen estilos de vida pocos saludables por comercialización globalizada de alimentos no saludables, entre otros factores.
En un mensaje emitido por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, la diabetes está en aumento en todas las regiones, y la población que la padece es cada vez más joven y más pobre, convirtiéndose en un problema grave, pero de manera individual y colectiva podemos adoptar medidas para prevenir y controlar la diabetes.
A principios de este año, los países reunidos en la Asamblea Mundial de la Salud aprobaron un Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles, que exhortaba a los países a detener el aumento de la obesidad y el consiguiente aumento de la diabetes.
El funcionario internacional indicó que es urgente reducir el número de lactantes y niños con sobrepeso es fundamental. En el mundo de abundancia en que vivimos, es vergonzoso que tantas personas carezcan de acceso a alimentos saludables. En lugar de recurrir a las comidas rápidas y a las soluciones inmediatas, los países y las comunidades deben apoyar a los pequeños agricultores y las explotaciones agrícolas familiares, promover la agricultura sostenible, alentar a la población a consumir productos agrícolas saludables y apoyar la actividad física.
“En nuestra labor de prevención, también debemos proporcionar tratamiento a todas las personas que lo necesiten. Casi cien años después de la primera utilización de la insulina para salvar la vida de un paciente diabético, sigue habiendo personas en el mundo que mueren por falta de acceso a esa hormona”, dijo.
Muchas personas ni siquiera saben que tienen diabetes. El diagnóstico tardío da lugar a complicaciones graves. Sin tratamiento, las personas diabéticas a menudo mueren prematuramente de un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular o insuficiencia renal. Muchas otras quedan discapacitadas por la ceguera o la amputación de extremidades. Mejorar el acceso a medicamentos esenciales para las personas diabéticas es otro objetivo que los países se han comprometido a lograr en el próximo decenio.
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