En los últimos meses en diversas campañas publicitarias alrededor del mundo, se aprecian anuncios de marca e incluso reportajes enfocados a la importancia de contar con una estrategia comercial a favor de la diversidad.
La identidad alterna, comentan los especialistas. Modelos de talla grande, con vitiligo o alguna discapacidad, looks andróginos en pasarelas e incluso mujeres sin depilarse, han sido las discusiones y portadas de algunas de las publicaciones más importantes en el mundo.
Los estándares de belleza están cambiando, pero el pensar que se trata de un simple cambio es una visión desinformada. Ahora que se voltea a ver a generación Z y cambios que se gestan en los Millennials, es perceptible los insights y actitudes que se transforman para dar paso a una nueva concepción de identidad.
Los consumidores han empezado a proyectar su identidad sin tapujos, regresando a lo natural, totalmente abierto a la aceptación de nuevas formas y posturas en diferentes plataformas (principalmente digitales), fluidos, dinámicos y enemigos de las etiquetas.
La portada de Sports Illustrated con Ashley Graham ha dado mucho de qué hablar, como también lo hizo Barbie y Lego en su momento, pero, ¿qué hubiera pasado si Mattel no hubiera esperado una caída en sus ventas para lanzar su línea Fashionistas (la cual presenta muñecas con cuatro tipos de cuerpos (original y tres nuevos tamaños), siete tonos de piel, 22 colores de ojos y 24 cortes de cabello).
Como unidad de investigación en Big Foot, en Futurity detalló que México está llegando tarde a la fiesta de las identidades alternativas y las empresas mexicanas aún deben recorrer un largo camino para entender qué está pasando y quiénes están detrás de su marca.
Por ello, se recomendó redefinir su target para no perder la relevancia ante un consumidor dinámico cambiante que exige mayor entendimiento. Actualmente muchos no se atreven a dar este siguiente paso, pero antes de ello, dejan de ser reactivos y no proactivos y entender que incluso la típica división demográfica que hace una planeación mercadológica está cambiando.
No debe olvidarse el papel que tiene la tecnología en esta historia y cómo los límites de género y de edad han comenzado a desdibujarse, pero es el consumo consciente lo que marcará la pauta en el valor agregado de cada marca.
Se está ante un sistema que se mueve y redefine constantemente, donde el valor de la marca está en qué tan responsable o sustentable se es. Las decisiones de consumo ante la nueva generación es en respuesta a un sistema ligado con el medio ambiente.
Se ha llegado a un punto donde el camino que estaban siguiendo no funciona del todo, donde el consumidor se está dando cuenta del impacto y las decisiones que está teniendo sobre las mismas marcas y está en espera de respuestas mucho más locales y sustentables.
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