“Uno de cada seis adultos mayores presenta síntomas depresivos significativos, eso es casi 18 por ciento; algo más del 7 por ciento presenta un deterioro cognitivo, y alrededor del 8 por ciento demencia”, alertó Patricia Chemor Ruiz, secretaria del Consejo Nacional de Población (CONAPO), detalló que en México se tiene poco más de 11.5 millones de adultos mayores y se estima que aumentará a 32.4 millones para el 2050.
Chemor Ruiz explicó que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, del total de la población con alguna discapacidad, los adultos mayores representaban casi la mitad. Las principales limitaciones eran: funcionales 22 por ciento, cognitivas 18 por ciento y visuales 16 por ciento.
En morbilidad, en la población de 60 años y más, según la encuesta antes mencionada, los tres padecimientos de diagnóstico médico más comunes fueron: hipertensión, diabetes e hipercolesterolemia (aumento de colesterol en la sangre).
En las últimas ocho décadas, la esperanza de vida en México se ha duplicado, al pasar de 33 y 34 años en hombres y mujeres a 72.6 y 77.81 años respectivamente en este año. Se estima que para el 2050, la expectativa de vida del mexicano sea de 80 años. “Es por ello que tenemos que vivir la vejez en condiciones dignas y equitativas, en la que las personas adultas mayores puedan desenvolverse dentro de entornos propicios y favorables para que sigan siendo parte esencial del desarrollo de país”.
Por su parte, José Meljem Moctezuma, Subsecretario de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, dijo que “el tema de envejecimiento debe ser de primera importancia en la agenda nacional, pues hoy, 9 por ciento de la población en México son personas mayores de 60 años, en 2050, podría ser poco superior al 20 por ciento de la población.
Por ello, destacó que se requiere diseñar políticas y estrategias que incentiven la adecuación de sistemas de salud a las necesidades de las personas mayores. “El tema del envejecimiento saludable no solo debe abordarse desde una perspectiva médica, sino también integral, es decir, no solo se deben abordar los aspectos clínicos, sino también los sociales, los económicos y los culturales”.
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