Es un polvo fino y negro, sin olor ni sabor. Proviene de la madera y otros materiales expuestos a altas temperaturas que luego se activa para aumentar su capacidad de reabsorber gases y partículas en el aparato digestivo.
Según la doctora Margarita Madrid Guillén, especialista en tratamientos alternativos, este carbón es útil en envenenamientos y se indica para tratar meteorismos y diarrea, infecciones por virus, bacterias o productos de desecho, entre otros. Al añadir agua al polvo se obtiene una pasta que se aplica externamente para calmar el dolor y picor de mordeduras y picaduras de animales.
Los niños pequeños son los que tienen mayor riesgo de intoxicación accidental y el carbón vegetal se utiliza con mayor frecuencia en estos casos. Actúa uniéndose a sustancias tóxicas o irritantes en el estómago o intestinos, evitando que el tóxico se disemine en el cuerpo.
Las personas que toman este carbón después de una comida que genera gases excesivos tienen menor meteorismo.
También se usa para limpiar heridas cutáneas y absorber materiales de desechos del tracto gastrointestinal. Combinado con áloe, acidophilus y zaragatona, ayuda a controlar manifestaciones de colitis ulcerosa.
Para contrarrestar diarrea o gases puede tomarse en comprimidos o cápsulas o espolvorearse en los alimentos.
Estudios recientes indican que su uso frecuente puede disminuir la absorción de vitaminas y minerales e interferir con medicamentos. No debe mezclarse con chocolate, helados y bebidas gaseosas, ya que esto impide que actúe de forma adecuada. A veces, puede producir inflamación o dolor estomacal. Es menos eficaz en personas que tienen digestión lenta y no debe tomarse por más de tres a cuatro días seguidos para tratar la diarrea.
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